La Semana: El Rey regresa de Marruecos y se topa con una posible negociación con ETA y el asalto a un banco

Los acontecimientos en la vida política nacional se suceden de manera vertiginosa. Aún no ha digerido este analista el viaje del Rey a Marruecos, cuando se topa de manos a boca con la posible negociación con la banda terrorista ETA y con el asalto a un banco -sin metralleta, eso sí-. Y todo con el asqueroso olor de las bombas en el País Vasco y los ruidos de los arrumacos entre el Presidente del Gobierno y Llamazares. Llamó S.M. El Rey a Rodríguez Zapatero y a Rajoy a La Zarzuela, ¿y? Inmediatamente Don Juan Carlos marchó a Marruecos en un viaje contradictorio que no ha dejado buen sabor de boca en muchos estamentos. Han quedado demasiadas heridas sin cerrar o mal cerradas. Desde los insultos a Aznar hasta los interrogantes del 11-M -muchos de los cuales pudieran tener su respuesta en territorio magrebí-, pasando por algunas alusiones en los discursos a la democracia de Mohamed VI o a la ayuda que nos presta el Reino de Marruecos en materia de terrorismo que, evidentemente, no pueden calificarse de afortunadas. En Guetxo, dos atentados. Uno, el de la bomba que a punto estuvo de costar vidas humanas, y otro, el del alcalde nacionalista que monta una red de prohibiciones absurdas en una manifestación de repulsa a las acciones terroristas. Paso importante el de los miembros del Consejo del Poder Judicial, que dan un serio toque al Gobierno en relación a los llamados matrimonios entre homosexuales. El toque no va a servir de nada, entre otras cosas porque hay tantísimo ruido en el escenario político que muchas cosas importantes y que van a salir a la superficie en pocos meses se están soterrando a base de planes, coaliciones, treguas, cartas, comunicados y viajes. Piensa el analista que es un mal servicio a la convivencia nacional que el debate político se polarice en un asunto, por grave que este sea. Los políticos, y más si tienen responsabilidades de Gobierno u ocupan lugares relevantes en la oposición, no pueden focalizar ni su atención ni la de los ciudadanos en un monotema porque alguien puede pensar que arriman el ascua a su sardina e intentan "colar" de tapadillo cosas que son importantes. Jugar a la política de hechos consumados no es honrado aunque pueda ser rentable a corto plazo. Y la tregua... ¡Ay, la tregua!, que diría Simeone, el ex atlético. Batasuna que intenta aparecer, como sea, en el cartel electoral de los próximos comicios vascos; ETA que apoya, desde una supuesta tregua, mientras se cartea con La Moncloa; y el Gobierno que lee las cartas y, según su Presidente, está dispuesto a dialogar si existe la más mínima posibilidad de éxito. En el PSOE hay discrepancias y son muchos los dirigentes antiguos y no tan antiguos que hablan de que "parece que sea el Gobierno quien está ofreciendo una tregua a ETA". Carod Rovira alimenta la esquizofrenia de Rodríguez Zapatero que, cual espectador de lateral de un partido de tenis, mira ora al lado del Partido Popular, ora a sus aliados de Esquerra o de IU que no ven con buenos ojos lo que el político catalán llama con su cinismo habitual "nacionalismo españolista". Y, como corrosivo ingrediente de semejante guiso, la operación lanzada contra el presidente del BBVA, Francisco González, desde el Gobierno. Llegó la hora de los cuchillos largos y la operación de asalto al banco vasco se hará sin anestesia; concretamente, a golpe de dossieres. “Kale borroca” financiera. Seguimos.

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