Los debates Rajoy-Zapatero

Si no hay marcha atrás de alguno de los protagonistas, en la cada vez más próxima campaña electoral habrá dos debates en televisión entre los candidatos del PSOE y del PP a la Presidencia del Gobierno. Queda por determinar tanto el formato como en que televisiones debatirán Zapatero y Rajoy.

Desde la campaña electoral de 1993, cuando se produjeron dos “cara a cara” en Tele 5 y Antena 3, entre el entonces Presidente del Gobierno, Felipe González, y el candidato del PP, José María Aznar, no se habían vuelto a producir ese tipo de debates. Normalmente, quien está en el poder no quiere debatir con el aspirante, salvo que no esté seguro de su victoria, que es lo que le puede haber movido ahora a Zapatero a aceptar dos debates con Rajoy. También es posible que con los debates pretenda el candidato socialista movilizar el voto de los indecisos, sabedor de que, según todos los estudiosos de los procesos electorales en España, la baja participación favorece más a la derecha que a la izquierda.

En honor de Zapatero habrá que recordar, que sea cuales sean los motivos por los que estando en la Moncloa ha aceptado los debates, en el 2004 el pidió esos debates y fue Rajoy el que no los aceptó, algo de lo que posteriormente el candidato popular se ha arrepentido, aunque ya fuera demasiado tarde.

Para que los debates televisivos tengan una cierta eficacia y “gancho” es muy importante el formato. Hay que huir de ese tipo de debates donde todo está medido: el tiempo de cada intervención, los temas que se tocan, el orden de los mismos. Eso, por definición, no es un debate, sino dos monólogos en paralelo, con un muñeco en medio al que llaman moderador, cuya única misión es avisar a los candidatos que su tiempo se ha acabado o que hay que pasar a otra cuestión. Un verdadero debate exige, de por sí, que los candidatos se puedan interrumpir, puntualizar, preguntar a su rival, repreguntar, etc.

Las encuestas indican que si a día de hoy tuvieran lugar las elecciones, se produciría un práctico empate técnico entre el PSOE y el PP, por lo que los dos debates en televisión entre Zapatero y Rajoy pueden tener una influencia muy importante, sobre todo, a la hora de decantar el voto de los indecisos. A priori, esos debates deberían de favorecer más al aspirante a la Presidencia del Gobierno. Y en el caso de Rajoy, es muy probable que sea así.

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El líder del PP da siempre mejor en corto que en grandes actos o en mítines. Es mejor orador en el Congreso que en un Palacio de Deportes. Se encuentra más a gusto en un cuerpo a cuerpo que hablando a miles de personas. Sabe desenvolverse bien con el ciudadano de a pié, como puso de manifiesto hace unos meses en el programa “Tengo una pregunta para usted” de TVE. Sin embargo, a Zapatero le pasa lo contrario. Da mejor en los mítines, en los actos multitudinarios. Quizás se deba a que en ese tipo de actos, con tres o cuatro frases preparadas pueda salir del paso de forma más airosa, que lo que exige un debate “cara a cara”, donde pueden quedar mas al descubierto sus carencias intelectuales.

Bienvenidos sean los dos debates que nos anuncian entre Zapatero y Rajoy, siempre y cuando sean eso, verdaderos debates y no monólogos cronometrados por un reloj. Me temo que si quienes deciden el formato son los equipos de campaña de los dos candidatos estaremos más cerca de la segunda posibilidad que de la primera. Por el contrario, si se impone un criterio profesional, periodístico, habrá debate. Y saldremos ganando todos.