Las “decencias” de Zapatero

El Presidente del Gobierno afirmó el pasado jueves en el Congreso de los Diputados, instantes antes de aprobarse la ley que permite el matrimonio entre personas homosexuales, que con dicha medida, España "es un País más decente, porque una sociedad decente es aquella que no humilla a sus miembros".

Aparte de la carga de cursilería que tiene la citada frase, ¿qué está queriendo Zapatero decir cuando la pronuncia? ¿Acaso no son decentes los Países, la mayoría en Europa y en otros continentes, en los cuales no existe una ley de ese tipo? ¿Acaso no son decentes aquellos ciudadanos españoles que no están de acuerdo con que se llame matrimonio a la unión de dos hombres o de dos mujeres?

A Zapatero le pierden con frecuencia las frases "bonitas" que sólo buscan titulares, pero que están vacías de contenido, que son huecas. Y además le pierde el meterse, como se dice coloquialmente, "en unos jardines", de los que puede salir claramente malparado. Porque puestos a hablar de las "decencias", podemos enumerar, sin querer ser exhaustivos, las que lleva  realizadas nuestro Presidente del Gobierno desde que llegó a la Moncloa hace quince meses.

Se puede hablar de la "decencia" que ha demostrado ZP, al no escuchar absolutamente nada de lo que cientos de miles de españoles pidieron en la calle a lo largo de tres sábados del pasado mes de junio. El 4 de junio en Madrid, le pidieron que no negociara con ETA; siete días más tarde, en Salamanca, que no trasladara -fruto de sus pactos con ERC- el archivo de la Guerra Civil a Cataluña. Y el día 18, las familias españolas le pidieron que recapacitara y retirara el proyecto de ley que acaba de aprobarse en el Congreso de los Diputados sobre los matrimonios homosexuales. En las tres ocasiones, ni caso. Ese es el verdadero "talante".

Se puede también hablar de la "decencia" que ha tenido Zapatero al poner patas arriba la política antiterrorista de los Gobiernos de Aznar y que había conseguido colocar a ETA y a Batasuna, contra las cuerdas. Gracias a esa "decencia", ETA-Batasuna vuelven a estar en el Parlamento Vasco, a través de la lista que no quiso impugnar ZP, y sus diputados son claves a la hora de elegir al lehendakari Ibarretxe.

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Se puede hablar de la "decencia" del Presidente del Gobierno a la hora de tratar a las víctimas del terrorismo. Es la primera vez que el Jefe del Ejecutivo consigue que las víctimas se manifiesten, no contra los terroristas, sino contra la política que lleva a cabo el Gobierno para combatir a estos. Todo un récord del que se puede sentir muy orgulloso.

Se puede hablar de la "decencia" de Zapatero a la hora de favorecer a sus amigos, aliados, mentores, como se quiera llamarlos, del Grupo PRISA, concediéndoles un canal de televisión en abierto, en una decisión que claramente perjudica a los actuales operadores.

Se puede hablar de la "decencia" de ZP cuando decide reabrir, debido a sus complejos, viejas heridas del pasado superadas por los españoles hace años, que quedaron enterradas en el proceso de transición del régimen de Franco al actual.

Se puede hablar de la "decencia" del Presidente, cuando agrede de forma absolutamente injustificada los valores morales, religiosos de muchos españoles  o se enfrenta de una manera irresponsable con la  Jerarquía de la Iglesia Católica.

Se puede hablar de estas "decencias" y de mucha más de este personaje, al que la historia juzgará no solamente como el peor Presidente que ha tenido España desde la restauración de la democracia a la muerte de Franco, sino cómo el más sectario, el más resentido, el más irresponsable y, porqué no decirlo, el más "indecente" en términos políticos. Pero mientras que pasa a ocupar ese lugar en la historia, que al menos deje las cursilerías que han dado pié a este artículo para su ámbito priv