El fin de Zapatero

María Teresa Fernández de la Vega decía, hace pocos días, que el primer año de la segunda legislatura de Rodríguez Zapatero había sido un periodo “razonablemente positivo”. Para pronunciar estas palabras, a la vicepresidenta le debe de haber invadido el llamado ‘síndrome de La Moncloa’, es decir, la ceguera que experimentan los ocupantes del complejo presidencial que nunca hacen nada equivocado en su gestión. “Siempre positivo, nunca negativo”, que diría Van Gaal.

Pero lo cierto es que el actual equipo de Zapatero se encuentra sumido en una profunda crisis en la que el horizonte no es precisamente halagüeño. Por lo vito, se acabó el ‘efecto ZP’. La imagen de aquel candidato joven, hijo adoptivo de León, está tocando fondo.

Hasta El País cree que ‘el presi’ está acabado. “¿El inicio del fin del ciclo político de Zapatero?”, se preguntaba el pasado 8 de mayo, en una información firmada por Luis R. Aizpeolea, posiblemente, el periodista más cercano al inquilino de La Moncloa.

Con el mapa político actual, inmersos en una crisis económica brutal y una incertidumbre absoluta sobre el futuro, empieza a circular la idea de que las elecciones generales, previstas para 2012, se adelantarán. El por qué es sencillo: el posible pacto PP-PSE en el País Vasco para desbancar a Ibarretxe han dejado a los socialistas sin la confianza de la mayoría en el Congreso. Este Gobierno no es precisamente prolífico en aprobar leyes. Pero las pocas que intente tendrá que pelearlas como si de un gladiador romano se tratara.

Uno de los mayores problemas que se le presentará a Zapatero en los próximos meses es la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2010. Hoy por hoy, si López es ‘lehendakari, por descontado está que el PNV no los apoyará. El BNG ya no es socio en Galicia y, previsiblemente, también dará su negativa. Ellos han sido los sustentos de Zapatero en este primer año. CiU, ERC y Coalición Canaria parecen dispuestos a repetir su ‘No’, y dejar así a Zapatero, Solbes y compañía en ‘paños menores’ de cara a la aprobación de las próximos presupuestos.

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Aquí no acaba todo. Las noticias de los próximos meses no van a ser positivas: el balance económico volverá a arrojar cifras negativas, el paro seguirá aumentando, y en materia exterior las cosas no pintan bien. Hasta el equipo de Obama está “profundamente decepcionado” con España.

El deterioro de Zapatero, por tanto, será mayor. Y el Gobierno lo sabe. Zapatero afronta, pues, un reto difícil de superar, pero no imposible. La clave del futuro es Patxi López. Si el ‘lehendakari’ socialista triunfa, ZP también saldrá victorioso.

No se lo van a poner fácil. En primer lugar, el PNV, luchará con dureza contra el que López gobierne con sólo 25 de los 75 escaños que tiene el Parlamento. En segundo lugar, el hacha de ETA causará serios dolores de cabeza. Y, por último, la peligrosa soledad en Madrid.

Zapatero, en definitiva, necesita recuperar el terreno perdido y guardar el que le queda por perder. La suerte del presidente dependerá también de los resultados de las europeas de junio, y de las catalanas de noviembre de 2010. Luego vendrán las municipales, en 2011. Pero para entonces ya será demasiado tarde.

ZP necesita, más urgentemente que nunca, un golpe de efecto que cambie la creciente falta de confianza en el Gobierno. Muchos en la calle se preguntan: “¿Quién nos gobierna?”. La inquietud debería cortarse de raíz con una amplia remodelación ministerial. Empezando por Fomento y acabando, por qué no, por Economía. Veremos si Zapatero sabe enderezar el rumbo.