Cuando la política apesta

Hedor. Del latín foetor, foetoris. Olor desagradable y penetrante. Últimamente, tan fétida definición se relaciona muy estrechamente con la política nacional. Las escenas protagonizadas en los últimos tiempos por cargos o personas vinculadas a los dos principales partidos dan buena cuenta de la rebajada catadura moral de algunos de nuestros representantes.

Lo que vengo sospechando desde hace unos cuantos años se ha corroborado estos días: los políticos nos engañan. Tienen una doble cara. Digámoslo alto y claro. Es hora de quitarnos esos complejos y encasillarles oportunamente donde se merecen.

Aunque aquí nadie dimite, es necesario aventar los trapos sucios de algunos, esa vida paralela que llevan más allá de su fachada de teóricos representantes de los ciudadanos (aquí nadie representa a nadie. En todo caso, ellos gestionan nuestro dinero y sus decisiones tienen repercusión en la vida del resto de los mortales. Pero, lo que se dice representar, nada de nada).

Tras el ‘tuneo’ del coche de Ernest Benach, llegó la remodelación del despacho de Emilio Pérez Touriño por el módico precio de dos millones de euros. Un dinero con el que se podía haber subvencionado durante un año a todos los gallegos dependientes. A preguntas de los periodistas, el candidato socialista dejó para las hemerotecas dos frases que acabaron por cambiar mi forma de mirar a ciertos políticos: “No van a tener al presidente de la Xunta obligado a bailar al son del trombón que ustedes tocan” y “No me den la lata”.

¡Qué error, señor Touriño! Jugándose la reelección y usted con esos aires de grandeza.

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Más tarde, se conocieron hechos que han tambaleado los cimientos del número 13 de la calle Génova: la ‘trama de los espías madrileños’ y la ‘operación Gürtel’. Se pueden llevar por delante a algunos pesos pesados del partido (de momento, ya van dos ceses, el consejero de Deportes de Esperanza Aguirre y el alcalde de Boadilla). Y, mientras, Rajoy y los suyos mirando para otro lado. Yo me pregunto ¿se puede tener una piedra en el zapato y seguir pisando como si nada?

En el PP se empeñan ahora en airear los encuentros campestres del ministro de Justicia, el juez Garzón y un alto cargo de la Policía Judicial. Puede que compartieran algo más que olor a pólvora y traje de cazador, pero no creo que allí hablaran de ir a por los ‘populares’. No hace falta escaparse hasta la serranía de Jaén para hablar de esas cosas. Existen cientos de lugares en Madrid donde poder verse sin ser descubiertos.

Lo preocupante, en definitiva, es esta doble cara de algunos políticos. Los ‘bigotes’, ‘correas’ y ‘touriños’ que se dedican a campar por encima del bien y del mal. Y que son escoltados, cual fiel es Sancho Panza, por las cúpulas de los partidos. Y los más perjudicados, como siempre, la ciudadanía de a pie. Menos mal que aún nos quedan políticos honrados, tampoco hay que generalizar, que se dejan la piel por los suyos.

Y luego pretenden que vayamos a votar…