La reprobación del Papa

De nuevo, la imagen de España ha vuelto a salir muy dañada en el contexto internacional con el hecho de que la Mesa del Congreso de los Diputados admitiera la pasada semana a trámite una proposición no de ley presentada por IU en la que se pide que se repruebe al Papa Benedicto XVI por unas declaraciones hechas por el Romano Pontífice en relación al uso del preservativo para combatir el sida durante el viaje que le llevó el pasado mes de marzo a África.

Es decir, España ya no es sólo noticia por el hecho de que sea el País de la Unión Europea donde más ha crecido el número de parados en el último año, sino porque una de sus principales Instituciones, nada más y nada menos que la Cámara Legislativa, se debata acerca de unas supuestas declaraciones de Benedicto XVI con el único objetivo –al menos por el grupo proponente- de atacar y desprestigiar al Papa. Lo de “supuestas” lo digo porque como casi siempre pasa, se ha manipulado convenientemente lo que el Papa dijo, que fue muy distinto y desde luego mucho mas matizado de lo que algunos han presentado ante la opinión pública.

Que existe una campaña muy fuerte a nivel mundial para intentar desprestigiar al actual Papa y por ende a la Iglesia Católica es algo que hasta un ciego puede ver. Que detrás de esta campaña están los de siempre, con una tupida y poderosa red de personas y medios de comunicación influyentes –también en nuestro País- a la vista está.

Aunque la admisión a trámite de la iniciativa de IU no suponga que vaya a prosperar, su sólo planteamiento y la intención que la mueve, hiere la sensibilidad de muchos católicos y también de quienes no lo son, que consideran que se debe de tener un poco mas de respeto hacia lo que representa la figura del Papa que es alguien que nadie duda busca el bien y la verdad para toda la humanidad, porque eso es algo que va intrínsecamente unido a su condición de representante de Jesucristo en la tierra. Dicho de otra manera, no se debería convertir al Papa en el “pin, pan, pun” con ataques e intentos de descalificación como si se tratara de un líder político al uso. El Papa es mucho más que eso, y quien no lo admita y no obre en consecuencia, está mostrando, entre otras cosas, un grado de sectarismo muy grande.

En todo este desgraciado episodio que es de esperar que acabe en nada, aunque parte del daño ya está hecho, un tema no menor ha sido el que dos diputadas del PP, Celia Villalobos y Ana Pastor, que son miembros –miembras diría la inefable Bibiana Aído- de la Mesa del Congreso de los Diputados, votaran a favor de la admisión a trámite de la proposición no de ley de IU.

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La dirección del PP, es decir Mariano Rajoy, debería haber desautorizado públicamente a las dos diputadas, porque no es de recibo lo que han hecho y porque vuelve a provocar un gran desconcierto en una parte muy importante de los militantes y de los votantes de este partido. No basta con que desde la dirección del PP se haya anunciado que en su momento –en comisión o en el Pleno- se votará en contra de esta iniciativa. El espectáculo de dos diputados –Jorge Fernández e Ignacio Gil Lázaro- votando en contra y las dos citadas diputadas haciéndolo a favor es de los que reflejan mejor que ninguna otra cosa como está el PP por dentro, cuando se trata de cuestiones que rozan lo más mínimo algo referido a los valores morales.

En el caso de Celia Villalobos, no es de extrañar su postura, porque no es la primera vez que en cuestiones relativas al aborto, a los matrimonios homosexuales vota en contra del parecer mayoritario de su grupo. Y además es la consorte del máximo paladín dentro del PP, Pedro Arriola, de no hablar ni defender valores o principios morales, porque eso, según sostiene este sociólogo, no da votos. Puede sorprender algo más la postura de una persona como Ana Pastor, aunque hay que recordar que cuando fue Ministra de Sanidad en los gobiernos de Aznar ya impulsó un proyecto de ley referido a la utilización de las células madre.

Es de desear que este penoso espectáculo dado por la Mesa del Congreso de los Diputados –las explicaciones “reglamentistas” dadas por su Presidente, José Bono, no hacen más que agrandarlo- no llegue mucho más lejos. Pero vuelvo al principio: el daño ya está hecho y los que están detrás de estos ataques al Papa y a la Iglesia han conseguido una victoria y no pírrica por cierto.