La segunda victoria de Obama

Los medios de todo el mundo se han hecho eco de la aprobación por la Cámara de Representantes por 219 a 212 votos de la reforma sanitaria. En ella, Obama ha comprometido su futuro político. Algunos la llaman ya su segunda gran victoria, después del éxito electoral. Según la oficina del Congreso que dirige el presupuesto (la CBO), 32 millones de estadounidenses que no tenían cobertura sanitaria ahora la tendrán. Pero es una ley que cuesta 940.000 millones de dólares, y no estará plenamente implantada hasta 2014.

Los republicanos han opuesto tenaz resistencia, y en una demostración de las ventajas de un sistema político donde no existe la disciplina de voto, 34 demócratas han votado en contra de la ley.

Algunos pueden preguntarse por qué tantos se oponen a una cobertura sanitaria universal que en Europa nos parece de lo más razonable. El congresista Paul Ryan, una de las estrellas emergentes del Partido Republicano, expresaba un punto de vista que comparten muchos: “toda la arquitectura del plan está diseñada, sin ambages, a dar al Gobierno mayor control sobre qué seguros están disponibles, cuánta atención sanitaria es suficiente y por qué tratamientos compensa pagar”. Algunos consideran la reforma como una invasión intolerable del Gobierno en decisiones que corresponden a los ciudadanos.

Obama cree en la reforma y la ha sacado adelante contra viento y marea, poniendo en juego sus dotes de organización y persuasión. También ha demostrado capacidad de compromiso, con su promesa de última hora de publicar una orden presidencial para que el aborto quede fuera de la atención sanitaria prevista en la reforma. Así ha ganado varios votos demócratas que estaban en el alero.

Ciertamente, ha sido una victoria para Obama. Pero ahora tendrá que curar heridas tanto en la derecha como en la izquierda. Los fiscales generales de 13 estados (entre ellos estados grandes como Texas, Florida y Michigan, que suman más de 50 millones de habitantes) han llevado la ley a los tribunales porque la consideran inconstitucional. Obama tiene casi la mitad de los estadounidenses en contra: el público está muy dividido sobre la reforma. La sanidad puede definir este primer mandato. Obama ha ganado la votación del Congreso, pero, en este año electoral, muchos estadounidenses no están convencidos.

 
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