Las televisiones y el programa electoral de los partidos

Lo de que el PP tiene más dificultades que el PSOE para gestionar sus influencias y relaciones con los medios de comunicación y en particular con las televisiones, forma parte del tópico general de todas las legislaturas desde que la UCD dio paso al PSOE en el gobierno de la nación. No tiene sentido insistir en ello.

Pero si uno se asoma al detalle de los programas electorales con los que compiten en la presente campaña el PSOE y el PP, no podrá evitar que le asalte la duda de por qué eso es así y en qué medida esta relación de aparente desproporción en los afectos que las cadenas reparten entre PSOE y PP guarda relación con lo que cada uno de estos partidos propone en su programa electoral. Es decir, cabe esperar, por poner un ejemplo, que la aparentemente mayor afección al PSOE manifestada por Cuatro o La Sexta guarda alguna relación con las expectativas de un futuro más cómodo para ambas cadenas si este partido vuelve a gobernar que si lo hace el PP.

Las diferencias entre los programas de ambos partidos en lo que se refiere a propuestas sobre los medios de comunicación son más que notables. PSOE y PP vuelven a prometer la aprobación de una Ley General Audiovisual demandada de manera prácticamente unánime por todo el sector, pero mientras que el PP pone el foco en disminuir al máximo las limitaciones a los operadores privados, el PSOE insiste en la necesidad de que esta regulación cuente con el mayor consenso posible.

Los dos programas hablan de televisión pública pero mientras que uno ofrece un pacto de Estado para extender la reforma iniciada en RTVE a otras televisiones autonómicas y locales, el PP centra su propuesta en un replanteamiento del modelo de financiación de las televisiones públicas que implica una disminución o incluso eliminación de su participación en la tarta publicitaria, en favor de las televisiones privadas. Es lo que cabe entender cuando en el programa se habla de que las televisiones públicas sean dotadas de los recursos públicos necesarios de manera que “no distorsionen la competencia en el mercado publicitario”.

Y más aún. Por lo que se refiere a la regulación y control de las televisiones, el PSOE propone la creación de un Consejo Superior de Medios Audiovisuales y Multimedia concebido como autoridad independiente y con miembros elegidos por mayoría cualificada del Parlamento. Es decir, que tanto la concesión de licencias como las sanciones que cabría imponer a los operadores en casos de incumplimientos, estarían en manos de un organismo que no dependería del Gobierno. El PP, en su programa, mantiene el control gubernamental directo.

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En fin, digo yo que puestos a apoyar a un partido concreto, tiene mucho más sentido que los señores accionistas de todas las cadenas privadas del país se posicionen del lado de quien les promete menos trabas para operar, más tarta publicitaria y más vista gorda con los incumplimientos legales, que del lado de quien propone casi, casi lo contrario. Pero ya sabemos en qué quedan los programas: el PSOE proponía prácticamente lo mismo en la campaña del 2004 y el PP estuvo a punto de promover una Ley Audiovisual en la legislatura precedente. Pero aquí seguimos, todavía esperando lo que nunca llegó. Ni con uno, ni con otro.