La rocambolesca visita a Madrid del jefe de la inteligencia militar de Ucrania

Las exigencias de alojamiento en chalets o en un hotel de cinco estrellas indignaron a los servicios españoles. El JEMAD se plantó y ordenó que le instalaran en la Residencia Alcázar

Pedro Sánchez y Volodímir Zelenski.
  1. Medidas de seguridad
  2. Visita discreta, no pública
  3. Reunión con el CIFAS a iniciativa de Ucrania
  4. Contrainteligencia militar
  5. Ucrania exigió un chalet
  6. Intentos de asesinato y envenenamiento
  7. La esposa de Budanov
  8. Los españoles se negaron
  9. Seguridad permanente
  10. Un chalet en la base de Torrejón
  11. Un hotel de La Castellana
  12. Ultimátum del JEMAD
  13. Vigilancia discreta en torno a la residencia
  14. Tardes de actividades no oficiales
  15. Sin respuestas oficiales
  16. Asesinato en Villajoyosa de un desertor ruso
  17. Pistoleros
  18. Acuerdo Sánchez-Zelenski
  19. Espías ucranianos
El JEMAD, almirante general Teodoro López Calderón, y la ministra de Defensa, Margarita Robles (Foto: Carlos Luján / Europa Press).

La Residencia Militar Alcázar acoge a generales y oficiales de las Fuerzas Armadas destinados o desplazados temporalmente a Madrid. Dispone de 160 habitaciones, restaurante, biblioteca, gimnasio, y salones donde en ocasiones se celebran bodas y otros eventos sociales.

Entre el domingo 30 de junio y el miércoles 3 de julio, en esta residencia logística del Ejército de Tierra, dependiente del Ministerio de Defensa, se alojó un grupo de nueve militares ucranianos.

La presencia de ucranianos en instalaciones de las Fuerzas Armadas es habitual en los últimos años, ya que España adiestra a soldados de ese país para que estén más capacitados en el combate contra las tropas rusas.

Medidas de seguridad

Lo que no es tan habitual es que la Policía Municipal de Madrid reserve durante cuatro días parte de la zona de aparcamiento de la calle adyacente a la residencia, que ahí aparque un vehículo policial sin logotipar, y que se muevan por la entrada personas vestidas de paisano con pinganillo en el oído.

Aviso de la Policía Municipal de Madrid junto a la Residencia Militar Alcázar.

Confidencial Digital ha podido saber que estas medidas de seguridad se debían a la presencia de ese grupo de militares ucranianos, principalmente, de uno de ellos: el teniente general Kyrylo Budanov. Se trata del máximo responsable del Directorio Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano, es decir, el servicio de inteligencia militar de Ucrania, y, por tanto, uno de los objetivos a batir por parte de Rusia.

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Visita discreta, no pública

La visita de Budanov, al frente de una delegación de su servicio, no se ha hecho pública. Ni la Embajada de Ucrania en Madrid, ni el Ministerio de Defensa español, ni el Estado Mayor de la Defensa, la han difundido en nota de prensa, ni en sus perfiles en redes sociales.

Se ha llevado con total discreción, por razones de seguridad. Por esos mismos motivos de seguridad, los detalles de dónde se alojarían los representantes de la inteligencia militar ucraniana de visita en Madrid provocó un tira y afloja, una negociación muy tensa, entre la embajada de Ucrania, el Estado Mayor de la Defensa y los servicios de inteligencia españoles.

Así lo confirman a ECD fuentes del Estado Mayor de la Defensa, que relatan cómo se gestó y se preparó esta visita, y cómo saltaron chispas en esos preparativos.

Reunión con el CIFAS a iniciativa de Ucrania

De acuerdo con estas fuentes, la iniciativa de la visita partió del agregado de Defensa de Ucrania acreditado en la embajada de Madrid, el coronel Serhii Vtorykh.

Contactó con el Estado Mayor de la Defensa para concertar una reunión en España entre el Directorio Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano (también conocido por las siglas DIU, en inglés Defense Intelligence of Ukraine) y el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS).

El CIFAS es “órgano responsable de facilitar al ministro de Defensa, a través del JEMAD, y a las autoridades del Departamento, la inteligencia militar precisa para alertar sobre situaciones internacionales susceptibles de generar crisis que afecten a la Defensa Nacional, así como de prestar el apoyo necesario, en su ámbito, a las operaciones militares”.

Además, asesora al Jefe de Estado Mayor de la Defensa y a los Jefes de Estado Mayor de los Ejércitos y la Armada en materia de contrainteligencia militar y seguridad en la estructura orgánica de las Fuerzas Armadas, y contribuye al asesoramiento al JEMAD en el nivel estratégico de las operaciones militares.

Contrainteligencia militar

Es un órgano de la estructura conjunta de las Fuerzas Armadas, es decir, que está formado por militares del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire. Integrado en el Estado Mayor de la Defensa, actualmente tiene como director al teniente general del Ejército de Tierra Antonio Romero Losada.

En definitiva, el CIFAS es el homólogo español del DIU ucraniano, como servicio de inteligencia militar.

Aunque en general el CIFAS no suele realizar actividades de inteligencia en territorio nacional, sí tiene un papel en la contrainteligencia militar. La documentación de algunas licitaciones públicas revela que sus miembros participan en la protección de mandos militares extranjeros, sobre todo de otros servicios de inteligencia militar, cuando realizan visitas de trabajo a España.

Ucrania exigió un chalet

Los problemas comenzaron cuando el agregado militar de Ucrania planteó ciertas exigencias sobre el alojamiento en Madrid de la delegación del Directorio Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa que llegaría para esa reunión con el CIFAS.

De acuerdo con fuentes conocedoras de estas gestiones, el representante diplomático ucraniano planteó la conveniencia de que el Estado Mayor de la Defensa alquilase un chalet con capacidad para que pasaran varios días allí los nueve integrantes de la delegación llegada desde Ucrania.

Justificó esa petición, poco habitual en esto tipo de visitas, por la amenaza que pende sobre el director de la inteligencia militar de Ucrania.

Intentos de asesinato y envenenamiento

En estos más de dos años de guerra por la invasión rusa de Ucrania, el teniente general Kyrylo Budanov ha sufrido varios intentos de asesinato, según su propia agencia y el gobierno de Zelenski, que culpan a Rusia. La sede del servicio en Kiev fue bombardeada, pero también se destaparon planes más selectivos.

El servicio de seguridad de Ucrania (SBU), agencia de inteligencia y seguridad, anunció a principios de mayo que sus agentes de contrainteligencia habían conseguido desarticular un plan orquestado por el FSB ruso (Servicio Federal de Seguridad de la Federación de Rusia, sucesor del KGB y uno de sus servicios de inteligencia) para asesinar al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, al director del propio SBU, Vasyl Maliuk, y también al responsable de la inteligencia militar (DIU), Kyrylo Budanov.

El director del FSB ruso llegó a sugerir, en declaraciones públicas, que la muerte de Budanov y de otros mandos de la DIU “está por llegar”.

La esposa de Budanov

Pero es que también se ha sugerido que la esposa de Kyrylo Budanov habría sido objeto de otro intento de asesinato selectivo. Marianna Budanova fue hospitalizada en Kiev en noviembre de 2023, y Associated Press y medios ucranianos apuntaron que sufría una intoxicación por metales pesados que podría haber sido causada por un envenenamiento intencionado. Incluso algunos miembros del DIU también habrían sufrido también envenenamientos.

Hay que recordar que algunos opositores o personas incómodas para el gobierno ruso de Vladimir Putin han sido envenenados. El ex agente del FSB Aleksandr Litvinenko murió tras ser envenenado con polonio-210 (un isótopo muy radiactivo), y el ex del GRU (inteligencia militar rusa) y agente doble del MI6 Serguéi Skripal y su hija fueron sufrieron un intento de asesinato con el gas nervioso Novichok. Por cierto, Skripal operó en España y el CNI le tenía identificado como agente ruso que realmente trabajaba para la inteligencia del Reino Unido.

En alguna ocasión, Budanov ha explicado que su esposa vive con él en su oficina, se entiende que por miedo a los intentos de asesinato.

Los españoles se negaron

Con esos precedentes, los representantes ucranianos reclamaron al Estado Mayor de la Defensa que alojara a Kyrylo Budanov y a la delegación de su servicio de inteligencia militar en un chalet alquilado al efecto, como mejor solución para garantizar su seguridad.

Pretendían que el Estado Mayor de la Defensa corriera con todos los gastos, incluido el alquiler de esa vivienda, que según las fuentes consultadas por ECD, era “un chalet de lujo”.

Si se ha citado el supuesto envenenamiento de Marianna Budanova es porque ella, la esposa de Budanov, formaba parte de la delegación que pasó varios días en Madrid.

Seguridad permanente

La lista de exigencias o peticiones del lado ucraniano no quedaba ahí. Plantearon que a la delegación personal de la inteligencia española le prestara seguridad permanente.

Los servicios españoles se plantaron ante esas exigencias. Comunicaron que sus agentes no se iban a hacer cargo de un dispositivo de seguridad como el planteado por las autoridades ucranianas, que incluían proteger una instalación no oficial, ese chalet externo.

Propusieron una alternativa: que la delegación del servicio de inteligencia militar ucraniano se alojara en la Residencia Militar Alcázar, como ya se ha explicado, una residencia logística dependiente del Ministerio de Defensa.

La residencia ocupa un edificio en la esquina de las calles Diego de León y Claudio Coello, en Madrid. A pocos metros se encuentra la Embajada de Estados Unidos.

Esa instalación reunía todos los requisitos de seguridad exigibles, según trasladaron los servicios españoles. El problema es que el agregado de Defensa de Ucrania no aceptó esa opción: a su juicio, allí la seguridad de la delegación no estaría garantizada.

Un chalet en la base de Torrejón

Por parte española, se ofreció entonces otro lugar. Ese “plan B” consistía en que residieran en uno de los chalets que existen dentro de la base aérea de Torrejón de Ardoz, 20 kilómetros al este de la ciudad de Madrid.

Como otras bases militares (por ejemplo, Rota y San Javier), la de Torrejón cuenta con algunas viviendas unifamiliares, que se adjudican a militares del Ejército del Aire destinados en la base.

La inteligencia española destacó de nuevo que Torrejón sería un lugar idóneo para ‘custodiar’ a los representantes del Directorio Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano. También resultaría más cómodo, ya que iban a viajar de Ucrania a España en un avión que aterrizaría, precisamente, en esta base.

El agregado militar de la Embajada de Ucrania visitó la base de Torrejón junto a miembros del CIFAS, para inspeccionar los chalets.

Una vez más, no quedó conforme, y alegó que tampoco se reunían las condiciones necesarias para alojar a la delegación de la inteligencia militar de Ucrania.

Un hotel de La Castellana

El tira y afloja por el alojamiento continuó. El agregado ucraniano planteó que se les alojase en un hotel de Madrid, situado en el Paseo de la Castellana. Como había ocurrido con el chalet reclamado en primer lugar, también era un hotel de alto nivel: las fuentes consultadas por ECD aseguran que el elegido tiene cinco estrellas.

Entonces fueron los responsables españoles del dispositivo de protección quienes pusieron pegas sobre la seguridad. Explicaron que era inviable controlar a todos los clientes y trabajadores del hotel. Tampoco era posible reservar toda una planta para la delegación ucraniana, e incluso las habitaciones por encima y por debajo de la que ocuparía el director del servicio de inteligencia militar de Ucrania, como precaución para evitar posibles atentados contra él.

Así que volvieron a trasladar al agregado ucraniano que el sitio adecuado era la Residencia Militar Alcázar.

Es allí donde finalmente se alojaron los nueve ucranianos entre el domingo 30 de junio y el miércoles 3 de julio. Pero para forzarlo tuvo que intervenir incluso el Jefe de Estado Mayor de la Defensa, el almirante general Teodoro Esteban López Calderón.

Ultimátum del JEMAD

Las peticiones por el lado ucraniano no sólo afectaban al alojamiento. Las fuentes del Estado Mayor de la Defensa consultadas por Confidencial Digital relatan que el agregado de Ucrania solicitó que sólo hubiera reuniones de trabajo por las mañanas, mientras que las tardes quedarían libres.

Su idea, según dichas fuentes, era que los miembros del servicio de inteligencia militar pudieran aprovechar la visita a Madrid para otras actividades, fuera del programa oficial: visitar el Palacio Real de Madrid, conocer un tablao flamenco, ir de compras en algunas zonas de tiendas de alto nivel…

Estas nuevas demandas agotaron la paciencia de quienes por parte española preparaban la visita. Concluyeron que lo que debía ser una visita de trabajo, para reforzar las relaciones entre los servicios de inteligencia militar de España y Ucrania, iba camino de convertirse en un viaje de placer pagado por el Estado Mayor de la Defensa español.

El enfado, la indignación se extendió entre los miembros de la inteligencia española implicados en los preparativos. Entendían que, con la excusa de los “motivos de seguridad”, se estaban intentando aprovechar de España.

Las quejas llegaron al JEMAD. El Jefe del Estado Mayor de la Defensa dio un paso adelante y lanzó un ultimátum. No se iban a admitir alojamientos ‘extravagantes’: o los ucranianos aceptaban quedarse en la Residencia Militar Alcázar, o se cancelaba el viaje y el jefe y otros miembros de la inteligencia de Defensa de Ucrania se quedaban en su país.

Vigilancia discreta en torno a la residencia

Esta turbulenta negociación culminó en un punto intermedio. Confidencial Digital ha podido saber que el domingo 30 de junio, aterrizó un avión con nueve personas procedentes de Ucrania: el director del servicio de inteligencia militar, su esposa, y otros ocho cargos del servicio.

Finalmente se alojaron en la Residencia Militar Alcázar. La inteligencia española se coordinó con la Policía Nacional para prestar seguridad a esa delegación de Ucrania.

Eso ha implicado, entre otras medidas, como ya se ha apuntado, que haya habido vigilancia estática en la entrada y el entorno de esa residencia: una vigilancia discreta, que no llamaba la atención sobre la Residencia Alcázar. Hay que señalar que muy cerca, en las inmediaciones de la Embajada de Estados Unidos, sí hay siempre furgones de la Policía Nacional, vehículos de la Guardia Civil y agentes con armas largas.

Distintas fuentes consultadas por ECD y conocedoras del asunto certifican, una vez terminada la visita, que la organización del dispositivo de seguridad en torno a los altos mandos de la inteligencia militar ucraniana ha sido un auténtico quebradero de cabeza.

Tardes de actividades no oficiales

El despliegue de personal de los servicios de inteligencia y de la Policía Nacional no se limitó a proteger la residencia donde dormían y se alojaban los miembros de la delegación, y los traslados a los organismos que visitaron.

El programa oficial de los cuatro días de la visita sí se limitó a las mañanas, cuando se concentraron las reuniones y encuentros de los representantes de Directorio Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano con instituciones españolas.

Las fuentes consultadas apuntan que se realizaron reuniones de la delegación ucraniana con el CIFAS, que era el motivo principal del viaje, y también sugieren que se habrían producido encuentros con representantes del CNI.

¿Qué hacían por las tardes? Se permitió que los representantes ucranianos las dedicaran al descanso y al asueto. Esas actividades también requerían protección de los servicios de información y las Fuerzas de Seguridad.

Otro elemento del complejo dispositivo de seguridad era la esposa de Kyrylo Budanov. Al no ser miembro del servicio de inteligencia militar de Ucrania, no podía participar en las reuniones oficiales. Por eso se le diseñó un plan particular de actividades en Madrid durante estos cuatro días: por ejemplo, salidas a zonas de tiendas.

Sin respuestas oficiales

Confidencial Digital envió este miércoles, 3 de julio, a primera hora sendas consultas al Estado Mayor de la Defensa (responsable del CIFAS) y a la Embajada de Ucrania en España.

Al cierre de esta edición, última hora del miércoles 3 de julio, no se había recibido respuesta del Estado Mayor de la Defensa ni de la embajada ucraniana.

Asesinato en Villajoyosa de un desertor ruso

La visita discreta a España del director y otros cargos del Defense Intelligence of Ukraine, y estas circunstancias tan peculiares, se ha producido en un contexto influido por distintos elementos.

Sobre el nivel de amenaza que pudiera tener en Madrid el teniente general jefe del servicio ucraniano de inteligencia militar, hay que recordar el asesinato a tiros en Villajoyosa (Alicante), en el mes de febrero, de un piloto ruso de helicópteros que desertó en agosto de 2023 para entregarse a las fuerzas armadas ucranianas.

La deserción de Maxim Kuzminov fue gestionada, precisamente, por la inteligencia militar ucraniana. Después de que se hiciera público el cambio de bando de Kuzminov, con helicóptero incluido, como golpe psicológico de Ucrania en esta guerra, el piloto ruso ‘desapareció’.

Fue su asesinato el que sacó a la luz que vivía en España, en la costa de Alicante, con otra identidad y tratando de pasar desapercibido entre la comunidad rusa y ucraniana que vive en la zona.

Pistoleros

Distintas informaciones publicadas apuntaron que, de alguna forma, Kuzminov vivía en España con el conocimiento de los servicios de inteligencia e información españoles. El País publicó también que esos servicios no tenían dudas de que el asesinato había sido ejecutado por pistoleros vinculados o enviados, directa o indirectamente, por el gobierno ruso.

En ese sentido, como sucedió con el asesinato frustrado de Alejo Vidal-Quadras, se entiende que algunos regímenes ‘subcontratan’ el trabajo sucio a sicarios relacionados con la delincuencia común y el crimen organizado, en vez de enviar directamente a miembros de sus servicios de inteligencia, para así poder desvincularse si los autores materiales son detenidos.

Que este desertor ruso fuera descubierto en España, y acribillado a balazos, desde luego que supone un aviso a otras personas que puedan estar en el punto de mira de los servicios de inteligencia rusos. El director del SVR (servicio de inteligencia exterior de Rusia), Serguéi Narishkin, no tuvo reparos en declarar, después de conocerse el asesinato, que Kuzminov era un “traidor y criminal” que “se convirtió en un cadáver moral en el momento en que planeó su sucio y terrible crimen”.

Este precedente, así como otras muertes violentas de rusos en España, planea sobre la vigilancia extrema que Ucrania reclamó para el teniente general jefe de su servicio de inteligencia militar.

Acuerdo Sánchez-Zelenski

La visita de la delegación ucraniana tenía por objetivo mantener conversaciones en persona entre los jefes del DIU ucraniano y del CIFAS español

El viaje se produjo un mes después de que Pedro Sánchez y Volodímir Zelenski firmaran en el Palacio de la Moncloa un acuerdo bilateral de seguridad, que trata de garantizar en los próximos años la asistencia militar que España presta a Ucrania.

Varios puntos de ese acuerdo tratan de la colaboración entre servicios de inteligencia de ambos países. Uno de ellos establece que los dos gobiernos “proseguirán e intensificarán la cooperación entre sus respectivos servicios de inteligencia y contrainteligencia. Esto incluye, entre otras cosas, el refuerzo de la puesta en común de información e inteligencia, y el intercambio de buenas prácticas y lecciones aprendidas”.

Espías ucranianos

Pero si oficialmente las relaciones se refuerzan, también se producen roces entre los servicios de inteligencia de Ucrania y España.

El Periódico desveló recientemente que, en enero de este año, el Estado Mayor de la Defensa pidió la expulsión de España de un oficial del SBU, el servicio de inteligencia ucraniano.

Este agente acompañaba a un contingente de ucranianos que estaba recibiendo adiestramiento militar en la Academia de Infantería, de Toledo. El problema fue que la contrainteligencia española le cazó en Madrid tratando de obtener datos en asociaciones favorables al gobierno de Putin.

Esa actividad de inteligencia, no comunicada a los servicios españoles, causó indignación en estos servicios y en el Estado Mayor de la Defensa. Sin embargo, según El Periódico, el Ministerio de Defensa frenó la expulsión del agente ucraniano descubierto, para no enturbiar las relaciones bilaterales.

Meses antes, ECD reveló la alarma que había provocado en las Fuerzas Armadas la actividad de la responsable de los traductores que asistían a los ucranianos heridos que son tratados en el Hospital General de la Defensa Orad y Gajías, de Zaragoza.

También en ese caso estaba envuelto el agregado militar de la Embajada de Ucrania en España, y ciertos comentarios y posibles vínculos con otros servicios de inteligencia inquietaron en ámbitos militares.

En los órganos del Ejército de Tierra que contrataban a los traductores también se encendieron las alarmas, y hubo un choque importante con el hospital militar de Zaragoza.

El asunto se investigó y se informó de ello a la ministra de Defensa y al inspector general de Sanidad de la Defensa.

El JEMAD (izquierda), el rey Felipe (en el centro) y el director del CIFAS (derecha), en la base de Retamares (Foto: Ricardo Rubio / Europa Press).