¿Presidente “embarazado”?

La semana pasada escribí un comentario en el que planteé que podría existir cierta similitud entre la sonrisa de R. Zapatero y la del Profeta Daniel o la del famoso cuadro de la Mona Lisa.

Un amable y agudo lector (amable por tener la delicadeza de leer mi comentario, y agudo por lo atinado de su observación) me manifestó que se inclinaba más por encontrar parecido entre la sonrisa del Presidente y la de la Gioconda, que también se la conoce con este nombre a dicha señora. Se basa -explica- en que según la opinión de varios especialistas, la señora en cuestión se sonríe de forma tan enigmática debido a que estaba embarazada.

Y aquí viene la gran semejanza porque, a su entender, el Sr. R. Zapatero ha dado muestras inequívocas de haber estado y seguir estando, en el mismo trance. Apoya su tesis en que sometido al test del embarazo que le aplicó el Sr. Maragall con lo de la propuesta del Estado-Comunidad-Nacional, no sólo dio positivo, sino que hasta abortó un engendro político de cierta consideración.

Sin embargo, yo creo que, a pesar de que haya tenido lo que algunos llaman notable malparto, el Sr. Presidente no estaba físicamente embarazado. Por tanto, hay que desmentir rápidamente el rumor. Y es una pena porque, si así fuera, durante periodos de nueve meses nos libraríamos de que pariera más cosas. Pero hay que reconocer a mi amable lector, que los síntomas que manifiesta en público el Sr. Presidente pueden inducir a error y hacer creer que su estado es de gravidez. Pero no. Ni la posición arqueada de sus piernas al andar y flexionadas en reposo, ni el gesto amable con sonrisa misteriosa en busca del encuentro visual, ni la persistente y antojadiza afición a divagar, son signos suficientes.

Hombre, puestos a decir, lo que sí muestra son signos de sufrir embarazo psicológico. Y esto es peor, porque dura más de nueve meses y su corrección es mucho más difícil. No lo podrá remediar ni con la Ley del aborto de su programa electoral.

 

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