Una inversión de lujo

Desde hace tiempo vengo comprobando, en algunos medios de comunicación, que las familias numerosas son consideradas como un auténtico lujo. En mi casa somos ocho hermanos. Nunca los había considerado como un lujo, pero ahora que lo pienso puedo decir que es verdad. Y no en el sentido económico de la palabra.

Mis ocho hermanos son lo mejor que me ha podido pasar en esta vida. Ocho hermanos es mucho más lujoso y divertido que cualquier videoconsola -juguete imprescindible para entretener al niño en los momentos de soledad, caso que en mi casa resulta imposible-.

Una familia numerosa es un lujo que difícilmente se puede compaginar con un veraneo a todo trapo, aunque curiosamente mi familia en vacaciones en sí misma es una aventura diaria. Sin duda mis padres pueden presumir de sus ocho hijos como el lujo de su vida. Pero lo que la gente no sabe es que, además de ser su lujo, nosotros estamos dispuestos a corresponder con su generosidad en el futuro.