Toreo a caballo, el rejoneo

El rejoneo tiene claras raíces históricas. Durante siglos, los caballeros hacían juegos ecuestres con el toro, que les servían como entrenamiento para la guerra. Reyes españoles como el Emperador Carlos V, fueron aficionados a estos menesteres. Al aparecer el toreo moderno, a pie, en España, decaen estas prácticas. Si bien, Pepe Hillo y Paquiro le dedican en sus Tauromaquias una parte importante. Empero, en Portugal no sucedió lo mismo; el marqués de Marialva, en 1790 publicó un tratado sobre el toreo a caballo titulado “ Luz da Liberal y Noble Arte de Caballería.”

A comienzos del siglo XX son los grandes “cabaleiros” portugueses, Simao da Veiga (1903 - 1959) y José Branco Nuncio (1901-1976), que también actuaron en España. Con ellos actuó Antonio Cañero (1885-1952), que hizo resurgir el toreo a caballo en España. Fue capitán de Caballería y garrochista, amante de las faenas de campo y experto caballista. En los años veinte, creó las nuevas normas del rejoneo en España, implantado el toreo a caballo con el traje campero andaluz: chaquetilla corta, calzones, zahones, botos y sombrero cordobés. Rejoneaba toros en puntas, algo muy arriesgado. Se hizo muy famoso por su forma de montar, como por ejemplo, al final de la faena, saltar limpiamente con su caballo sobre el toro moribundo.

En la posguerra, apareció en el escenario don Álvaro Domecq Diez (1917-2005); hombre culto e ilustrado, además de uno de los maestros más relevantes en el arte del rejoneo. Famoso ganadero, doctor en veterinaria, íntimo amigo de Manolete y autor del libro, “El toro bravo” (1985). Ángel Peralta ha sido otro grande del toreo a caballo (1926-2018) y autor de libros como “El Mundo del Caballo y el Toro", obra imprescindible para entender el rejoneo. Cossio sostiene: ha sido el rejoneador más espectacular que ha producido está afición entre los españoles. Fue creador de muchas suertes, como las rosas, o citar con el caballo andando de rodillas. Después de ellos han sido muy populares, Fermín Bohórquez, padre e hijo, Manuel Vidrie, Joao Maura, Javier Buendía o Ginés Cartagena (fallecido en accidente en 1995).

En esta última temporada, se ha despedido un gran rejoneador navarro; Pablo Hermoso de Mendoza (1966), ejemplo de temple y conocimiento del caballo. Diego Ventura (1982) es actualmente el caballero que ha revalorizado el rejoneo; y el qué más veces ha salido por la puerta grande en las Ventas. El hijo de Pablo Hermoso de Mendoza, Guillermo de Mendoza, ha seguido la trayectoria de su padre.
Desde muy joven monto a caballo. He tenido muy buenos profesores de equitación, quiénes me han transmitido la afición por esta disciplina; he visto muchas corridas de rejones, y también he asistido a diferentes faenas de campo a caballo; a pesar de ello, sería incapaz de rejonear. A la dificultad que exige montar bien, el toreo a caballo añade otra aún más difícil; el dominio perfecto del jinete sobre el caballo y, por añadidura, hacerlo esquivando la embestida de un toro. Actividad harto complicada qué además exige una gran dosis de valentía.

Como apunta Andrés Amorós en su enciclopedia práctica de la lidia: el rejoneo no debe ser una actividad circense; tampoco el afeitado excesivo de los toros ni las colleras, que dan ventaja excesiva a los caballeros. Sólo el rejoneo que respeta las líneas clásicas, como ha comentado en muchas ocasiones don Álvaro Domecq: clavar de frente, no a la grupa, con temple, no dando galopadas; por las afueras, sin aprovechar la ventaja de las tablas...

El verdadero toreo a caballo: un arte de extraordinaria belleza y harto difícil de ejecutar.
Agustín Hidalgo (4)

 

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