Álvaro Sánchez León

Paco González sostiene una camiseta de la selección española a modo de capote.

“El verdadero opio del pueblo ahora en España no es el deporte ni la prensa rosa: es la política”

Se veía cuidando vacas en Asturias después de estudiar Periodismo, hasta que la Cadena SER le abrió el mar rojo del deporte radiofónico. Después de muchos años, y convertido en una estrella, aquél mismo mar se le echó encima. Está ahora en la COPE, rodeado de su leal equipo de manolos y con Sudáfrica en los tuétanos. Encantado. Es más de Florentino que de Simeone. Ateo político, aunque más de Albert Rivera que de Pablo Iglesias. Ve en Rafa Nadal la cara grande del deporte español. Devoto de San Iker. Combativo. Esposo y padre coraje. Un luchador de los de 300, pero en vaqueros. Sus armas: el micro, el deporte y su equipo. Su medio: la ilusión de masas en tres dimensiones. Que ruede el balón
Casimiro García-Abadillo sosteniendo un globo terráqueo.

“Si Moncloa quería que El Mundo fuera un periódico más cómodo, la cosa no les ha salido bien”

El número dos de Pedro J. Ramírez lleva un año al frente de El Mundo. No está en el epicentro del staff como quien ha conquistado a pisotones la cima del podio. No va de vencedor. No es su estilo. Es, sencillamente, el relevo natural. Después del numerito, él ha olvidado. Prefiere que esta historia acabe más como Tú a Boston y Yo a California que como Kramer contra Kramer... Como la gran mayoría de su redacción… Mientras El Mundo cambia de piel intentando que no cambie el alma, este John Wayne se consagra como el hombre tranquilo del periodismo español.
Enrique González Macho.

“Entre todos hemos sacado al cine español de la UVI, y ya lo tenemos en planta”

No ha visto Torrente en la televisión de su casa. Le daría un Goya al Mejor Actor a Cristiano Ronaldo. Comulga con el espíritu social de aquél “No a la guerra”. Ve a Dani Rovira como protagonista de mucho futuro, y disfrutaría con un trío cinematográfico Verdú-Cámara-Portillo. No cree en la resurrección de los cines después de la crisis, aunque es el dueño de los Renoir. No le molestan ni Bob Esponja, ni las palomitas. Sí le molesta hablar de política… Hoy es el hombre detrás de cada Goya