Presidenta Chacón o presidenta Cospedal

Pero la demostración más firme es que ha empezado a concertar reuniones y entrevistas personales con los responsables de los medios de comunicación nacionales. Está viendo a directores y subdirectores.

Una mujer (catalana) puede ser presidenta

Revelador de esas intenciones de futuro fue su afirmación, el pasado 23 de febrero, durante un desayuno informativo, de que, hoy, España está en condiciones de que una mujer puede ser presidenta del Gobierno. “Y también para que ésta sea catalana, igual que si fuera de cualquier otra comunidad autónoma”, añadió, intentando escapar así de uno de los peros que le ponen.

No fue la primera vez que lo decía. Ya lo había apuntado antes, en octubre, cuando declaró en Antena 3 que “España está preparada para una presidenta de Gobierno”. Pero esta vez ha escondido mayor intención, por el momento político que se vive, con un PSOE que tiene abierto el melón de la sucesión. Y ella es bien consciente de esa coyuntura.

Al mismo tiempo, Chacón se ha ido, por así decirlo, “descatalanizando”. No acudió a la manifestación pro-Estatut convocada por José Montilla con la excusa de que tenía una agenda muy cargada, y ahora se mantiene alejada de la crisis del PSC: no se implicó en la batalla Hereu-Tura en Barcelona, y no ha querido contar para la sucesión de Montilla. Su ambición política, pues, no está en Cataluña.

Rubalcaba lleva ventaja

Carme Chacón tiene a su favor la juventud. Al menos hacia el interior del PSOE, donde la mayor parte de los actuales diputados y cargos electos pertenecen a su generación. Y recibe el apoyo de quienes en su día promovieron Nueva Vía, la corriente que llevó a Zapatero hasta La Moncloa.

Eso le coloca en ventaja respecto a su rival previsible, Alfredo Pérez Rubalcaba, representante de los viejos socialistas, de quienes los jóvenes sospechan que pretenden la vuelta y hacerse con el mando, liderados por un muy activo Felipe González.

Chacón es víctima, sin embargo, de un currículum que no acaba de ser brillante, a pesar de las espectaculares oportunidades que le ha ido dando el mismísimo Zapatero, colocándola como vicepresidenta del Congreso, luego ministra de Vivienda y ahora en Defensa.

 

Y también tiene en contra que Rubalcaba sale mejor que ella en las encuestas. El vicepresidente ofrece mucha más confiabilidad a los españoles, pero cara al exterior, donde no hay que olvidarse, por ejemplo, de lo que piensan los mercados.

La hora de las mujeres

-Francia asiste estos días, asombrada, al imponente avance de Marina Le Pen, líder del partido de ultraderecha que fundó su padre, y que según algunas encuestas recientes supera en intención de voto a todos los demás candidatos posibles, incluido Nicolas Sarkozy.

Según tales estudios, puede convertirse en 2012 en la primera mujer presidenta del país. El sistema electoral galo es de segunda vuelta, en la que se enfrentan los dos vencedores de la primera, y puede ocurrir que el orden sea primera Marina Le Pen, segunda la socialista Aubry, con un Sarkozy que se quedaría fuera.

La presencia de Carme Chacón liderando a los socialistas, en las generales de 2012, podría proporcionarle el plus de movilizar una parte del voto femenino, quizá motivado por la posibilidad de sentar una mujer en el sillón de La Moncloa.

Cospedal, la otra candidata

Si la apuesta de Carme Chacón no se consumara con esa llegada a La Moncloa, la otra candidata más firme a convertirse en la primera mujer presidenta del Gobierno es hoy por hoy María Dolores de Cospedal, secretaria general del Partido Popular y candidata a la presidencia de Castilla-La Mancha con altas posibilidades de lograrlo.

Si en mayo consigue hacerse con la presidencia regional, habrá dado pasos decisivos en esa dirección, si bien su calendario va a más largo plazo. Entrando en futuribles, previsiblemente tendría que pasar por una victoria de Mariano Rajoy en 2012, y hasta con una segunda opción en 2016, para sólo a partir de entonces entrar a jugar como opción femenina de la derecha. Y, si no hubiera imprevistos que alteraran los tiempos, eso sería quizá demasiado tarde.

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