Por favor, no nos perdonen la vida

Ha circulado profusamente por Internet un artículo de la periodista Stefanie Claudia Müller, corresponsal en España de varios medios alemanes. Si teclean su nombre en Google, encontrarán cientos de referencias, así como el texto íntegro en cuestión.

La mayor parte de quienes se han hecho eco de ese documento han elogiado su contenido, y no pocos lo están asumiendo (y difundiendo por doquier) poco menos que como si fuera la Biblia sobre la verdadera situación de nuestro país.

He leído y analizado el documento, y tengo que decir que, siendo verdad no pocas de las reflexiones que apunta, discrepo del tono del escrito, y sobre todo rechazo algunas de sus afirmaciones, hechas con excesiva frescura, sin mucho fundamento, y en ocasiones completamente erradas.

Las cifras que aporta son en su mayoría ciertas, y también algunos análisis económicos. Donde desbarra es en los juicios globales, en las generalizaciones y los veredictos.

Que por qué me meto a comentar ese artículo. Porque me cuesta aceptar que haya quienes, desde fuera, se dediquen como a perdonarnos la vida a los españoles. Algo de eso trasluce el texto de Müller. Voy más allá: pienso que, en parte, su contenido constituye una falta de respeto hacia esta nación, en la que la autora vive por cierto, y hacia quienes la habitamos.

Y tercio también porque me choca el papanatismo de quienes, sin más, aceptan como verdad absoluta todo lo que otros dicen de nosotros sólo porque viene de fuera. Como si conocieran esto mejor que nosotros, algo que no es verdad. Lamento, igualmente, la hispánica tendencia a la autocompasión y al autoflagelo, cuando en ocasiones no hay motivo para tanto.

No voy a desgranar los párrafos y afirmaciones del escrito de Stefanie Claudia Müller con las que me siento en desacuerdo, pero sí apuntaré algunas de los discrepancias más profundas.

-No comparto su afirmación de que “España no debería recibir más dinero” sin que cambie a fondo el sistema político y económico. Porque un cambio así no es posible de la noche a la mañana.

-Tampoco la frase global de que las comunidades autónomas y los ayuntamientos están “en su mayoría en bancarrota y completamente fuera de control”. Es injusto con comunidades y ayuntamientos, bastantes, que han hecho bien las cosas.

 

-Discrepo de la afirmación de que la razón de los males de España sea “un modelo de Estado inviable, fuente de todo nepotismo y de toda corrupción, impuesto por una oligarquía de partidos en connivencia con las oligarquías financiera y económica y con el poder judicial y los organismos de control a su servicio”. Tenemos corrupción, ciertamente, pero no es verdad que ‘todo’ el sistema esté corrupto. Y el Estado no es inviable.

-No asumo que en España no exista independencia judicial, porque, bajando de nivel, cada día vemos a jueces  fiscales que, a lo largo y ancho del país, imputan a políticos corruptos.s, procesan, imputan y condenan a independencia judicial, porque, bajando de nivel, todos los d. Y algo de eso trasluce el art

-Propone que las ayudas europeas, los rescates, “no deben ir a los bancos ya casi en bancarrota y fuertemente politizados”. ¿Todos los bancos? Se ha pasado.

-Me parece muy grave su afirmación sobre casos de corrupción “incluso en el propio Gobierno”. Pero más aún su conclusión: “el dinero de Europa no puede ser manejado por personas tan increíblemente venales”. Tendría que pensar mejor esa acusación global, al Gobierno, de venalidad.

-Considero una ligereza afirmar que España está en la senda de convergencia “hacia Grecia”.

-Discrepo de su juicio sobre la joven democracia española, cuando dice que “tiene todavía muchos déficits de representatividad y de democracia”. Tenemos problemas, sí, pero son muchas más las luces que las sombras.

-Habla de “despilfarro masivo de las ayudas europeas”, pero no explica que la mayor parte de ese dinero ha ido destinado a cubrir la subida de la prima de riesgo. Algo que Rajoy explicó con detalle a Merkel y que asustó a la canciller.

-Me parece generalizar demasiado hablar de “este sistema oligárquico nepotista y corrupto”. Son palabras muy gruesas y por tanto excesivas.

Me he metido en este berenjenal, repito, porque me cuesta asumir una enmienda a la totalidad como esa, y que cualquiera se ponga a darnos lecciones, así, sin más. Y que, por las buenas, descalifiquen tranquilamente tantas cosas de este país. Pero más aún que les demos alegremente máxima credibilidad.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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