En catalá, si us plau

Sería divertido si no fuera demasiado serio. Es tragicómico escuchar a los señores Pasqual Maragall,  Jordi Pujol o Artur Mas hablar en español para explicarnos a todos los españoles lo que está pasando en Cataluña (¿Catalunya?).

Salieron los tres a la palestra para explicarnos lo del 3%, la querella, los problemas del tripartito, las desventuras del Presidente de la Generalidad (¿President de la Generalitat?), sus cuitas y dicterios y lo hicieron en un correctísimo español. ¿Cómo debemos interpretarlo?

Son los mismos dirigentes de partidos catalanes que cada día montan un rifirrafe en Madrid, en las instituciones, los que van por Europa defendiendo el catalán (¿catalá?), los que hacen la vida imposible a quienes viven en Cataluña porque sus rótulos están en español o porque las solicitudes oficiales hay que hacerlas en el idioma que ellos han decidido, o los que persiguen a estudiantes y escritores por causa del idioma.

Era divertido escucharles e intentar adivinar de qué región española procedían. Ni siquiera tenían acento, era un español aséptico. Esa forma de hablar tan cerrada de Maragall que apenas se le entiende, esos "tics" verbales de Pujol o los errores sintácticos de Artur Mas no existían y eso desconcierta. Hasta Maragall en Uruguay sacaba un acento propio de los barrios viejos de Montevideo. Pero de su acento vernáculo, "res de res".

Como no puedo pensar que se avergüencen de su idioma materno, debo concluir que saben que en catalán son poquitos los que les entienden y que cuando quieren explicar algo "urbi et orbe" lo tienen que hacer en un idioma más conocido. Cuando les interesa dejar claras las cosas recurren al español.

Y eso no está ni medio bien. Da la sensación de que tienen dos caras y de que a los catalanes, a sus paisanos, les están vendiendo el "burro viejo" del catalanismo. Un catalanismo falso y que no hace ningún bien a la propia Cataluña.

Si, como dicen -en muchos casos apoyados por los políticos- los pancarteros del Camp Nou (es un ejemplo), Catalunya is not Spain, que asuman el reto del idioma con todas sus consecuencias, pero esta esquizofrenia lingüística sólo produce risa.

Naturalmente que los señores Pujol, Mas y Maragall pueden hablar en el idioma que les dé la gana. Pero ahora sí, ahora no, y en lo más importante emplear el español para que se les entienda, y después "ponerlo a parir" y hacerle la guerra más despiadada es, cuando menos, una muestra de cinismo.

Desde ahora, siempre en catalá, si us plau.

 
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