Una entrevista “tactista”

Desconozco la expectación que había en torno a la entrevista que ayer por la mañana concedió el Presidente del Gobierno a la Cadena SER.   Con todo lo que está ocurriendo en la vida política española y con un Gobierno dedicado a echar balones fuera, incluso en las sesiones parlamentarias, es de suponer que la expectación fuera máxima, pero una vez más "la nada" ha presidido las palabras de Rodríguez Zapatero. Siempre se ha dicho: "nada con sifón". Pues ni eso, "nada pero sin sifón".   Todo se redujo a una serie de lugares comunes que parecían una operación de esas de cortar y pegar. Es como si se hubieran sacado cortes de discursos ya pronunciados, antiguos y pasados de moda y repetidos hasta la saciedad. Un galimatías en el que se metían en la coctelera las palabras democracia, progreso, derechos, igualdad, legalidad, integración, compromiso, cohesión ciudadana, compromiso activo... Nada de nada.   La entrevista estaba estructurada sobre los asuntos que más preocupan en estos momentos: la negociación con ETA, las elecciones catalanas, el candidato para la alcaldía de Madrid y, para final, la corrupción en los ayuntamientos y el problema de la inmigración.   En todo lo ha hablado, estuvo presente como protagonista el Partido Popular. Una vez más, parecía que Zapatero era la oposición y criticaba al PP que estaba en el poder   La negociación con ETA, no existe. Lo único que ha hecho el Gobierno ha sido informar en el Parlamento. Sólo eso. El resto de la entrevista estuvo dedicado a contar lo bien que se portó Zapatero en la oposición y lo mal que se está portando Rajoy. Y aquí surgió varias veces la nueva frase del presidente: "política tactista", que debe de querer decir algo así como política de tácticas. Vamos digo yo.   No hay nada de que informar. Sólo se informará cuando haya un "diálogo con expectativas de contenido". Ahí queda eso. Cuando haya "algo relevante". Mientras, todos callados porque no hay nada. Transparencia absoluta.   Las famosas consecuencias del robo de las pistolas se reducen a dos: "los responsables pagarán" y "el Gobierno será exigente al máximo, con el máximo rigor para acreditar la voluntad de la banda ETA para el cese de la violencia". Casi nada de consecuencias. Una "jartá" de consecuencias.   Madrid es importante. El Presidente asevera que no quiere dar consejos a Ruiz Gallardón, pero "un consejo, que se preocupe más de Miguel Sebastián". Ha sido una elección con un proceso transparente. Dice Rodríguez Zapatero que "era lógico que Rafa Simancas compartiera conmigo las posibilidades de las propuestas" (?). Después -ya en plan absolutamente transparente- nos aclarará que "he respaldado las propuestas de Rafa Simancas". Y para dar ánimos a Sebastián una confesión personal: "a mí tampoco me conocía nadie". Pues es un punto de partida indudablemente bueno.   De la corrupción poco. Número de ayuntamientos y pocos que sean corruptos. Y en todo caso, hay un saco común. No se trata de una corrupción por partidos sino una corrupción de todos los que están en ello. O sea...   Y en cuanto a la inmigración el problema es la pobreza que hay en el planeta, pero hay una fórmula: "Legalidad, integración y cohesión ciudadana". Es como el bálsamo de Fierabrás. En cuanto todos sean legales, se integren y se cohesionen, pues ya está. Ya puede volver a sonreír Caldera.   Poco muy poco. La sensación fue de desconcierto. De hablar por hablar (y no porque estuviera en la SER), de no tener demasiado que decir. Una comparecencia pobre de contenidos, sin afrontar un solo problema y con un futuro balbuceante. Plana y gris.   Por último una alusión jocosa del entrevistador al barcelonismo del Presidente. En una entrevista en la que casi todos los balones han ido fuera era lógico este final.   La única aportación ha sido eso de la "política tactista" y, aún así, tampoco es nuevo ni original.

 
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