Con la resaca de los resultados electorales sólo se habla del Partido Popular. Los que se van, los que se quedan y los mediopensionistas.

Desaparecidos Tip y Coll del mundo del humor, la política en España sigue del revés. Tras las victoria del Partido Socialista, lo lógico sería que comenzaran a circular las listas del posible nuevo gobierno de Rodríguez Zapatero. Las listas circulan, pero poco. Es como si, tras la victoria, todos intuyeran que las cosas van a continuar en la misma línea y el interés es mínimo.

Que el ganador diga que va a gobernar con más humildad y que va a corregir los errores dice poco, más bien nada, de cambios y la gente se interesa menos por los nombres de ministros que llegan, que se van o que permanecen, que por los que llegan, se van y permanecen en el Partido Popular.

Permanece Rajoy y eso basta para tranquilizar a muchos e incluso para inquietar a otros. Tomara la decisión que tomara, el líder del Partido Popular iba a ser criticado. Pero es evidente que su permanencia hará que muchos se planteen su futuro.

Por ejemplo, Zaplana se va y Ruíz Gallardón se queda.

Todos los hacen por responsabilidad y por el bien del partido. Claro que Rajoy se queda por el bien de España y los otros no van a ser menos.

Gallardón se queda con todas las consecuencias y sin condiciones, mientras que Zaplana se va pero sólo del cargo de portavoz en el Congreso. Algo así como Llamazares que se va pero poco. Se queda también de parlamentario y es que hay que entrar poco a poco en el agua fría de bajar a la calle y no encontrarse con el coche oficial. Por si acaso, ex Gaspi, ya ha acuñado otra de las frases que le hacen famoso: ‘asumo la responsabilidad pero no la culpa’. Hay que reconocer que está bien traído.

Otros se van pero seguirán incordiando. Es el caso de Puigcercós que se marcha del gobierno de Cataluña para dedicarse al partido, es decir, para quitar de en medio a Carod Rovira -si es que se deja- que tampoco está muy claro que el político independentista se quiera ir.

Otros se quedan pero se les calienta la boca. Es el caso de Basagoiti, el presidente del Partido Popular en Vizcaya al que ha tenido que puntualizar María San Gil. Y es que el político vasco ha decidido pegarse al terreno para quitar votos al PNV y en el País Vasco ya se sabe lo que supone eso de ‘pegarse al terreno’

Tampoco se va la presidenta del Tribunal Constitucional, aunque procura que se vayan magistrados no muy proclives a su permanencia. María Emilia Casas se ha creído eso del voto de calidad y vamos a tener calidad para dar y tomar. Lo malo es que aquí no nos devuelven el dinero, como en ‘elcortinglés’, sino estamos satisfechos.

 

Algunos amenazan con irse, que es el caso de Pérez Rubalcaba, pero ya verán ustedes como se queda.

Otros no se van sino que ‘los van’. Eso es al menos lo que se dice de algunos ministros de los que se lleva la palma el de Justicia Bermejo al que se le siguen manifestando los funcionarios. Y es que a muchos componentes del ejecutivo se les han juntado las huelgas, con las malas gestiones al frente de sus respectivos departamentos y con los malísimos resultados electorales que han cosechado como cabezas de lista. Los únicos que han mantenido el pabellón alto han sido Chacón y Espinosa.

Patxi López no se va pero se dedica poner condiciones al Lehendakari. Lo que pasa es que a López las condiciones le van durar lo que tarden Ibarretxe y Rodríguez Zapatero en entrevistarse en La Moncloa.

A los que si les pueden durar más las condiciones, es a Artur Mas y a su embajador en Madrid Duran i Lleida. Y es que hay cromos de la colección Estatut, y cromos de la colección apoyo parlamentario, y cromos de la colección gobierno de la Generalitat. Vamos, que hay tantos cromos para cambiar, que Montilla está de suspiro en suspiro.

Y ya con los pies en el suelo y pegados a tierra, que diría Basagoiti, se nos aparece el fantasma de la economía, porque lo que no aparece por ningún lado es la bajada del IPC que auguraba Solbes para Marzo. ¿O era sólo una promesa electoral?

Tampoco se van de momento, Chikilicuatre de Eurovisión, ni Villar de la Federación Española de Fútbol, ni Shuster del banquillo del Real Madrid, a pesar de que ninguno de los tres supera en popularidad a algunos ministros que fueron cabezas de lista en las pasadas elecciones.

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