Objetivo: desburocratizar España

Pero también es inevitable recordar que Larra, en su artículo “Vuelva usted mañana”, para criticar la burocracia española ¡de hace casi 2 siglos! iniciaba sus líneas exponiendo el intento de un empresario extranjero para emprender en nuestro país, y su desistimiento por agotamiento burocrático.

La burocracia española está muy arraigada, y no se resuelve sólo con un plan “empresa en 24 horas”. Y tampoco será suficiente la medida que ha anunciado Montoro de que los empleados públicos trabajen 37,5 horas a la semana, aunque también es una medida que aplaudo. Exige un cambio de mentalidad en todos. La burocracia, en el fondo, es el disfraz de la comodidad y de la falta de profesionalidad, además de un derroche de dinero para los ciudadanos y unos ingresos para ciertas administraciones públicas que son abusivos. La burocracia es un estilo de vida para parásitos y aburguesados, a la vez que un “impuesto” más, que se tolera y crece por la apatía ciudadana.

La burocracia está muy arraigada en nuestra vida cotidiana. Parece que estemos resignados a un modo de trabajar que, muchas veces, no hace del servicio público el eje de sus actuaciones, sino que dificulta el acceso a información, protege ciertas situaciones, facilita el poder fáctico de algunas personas o es una fuente de ingresos de más que difícil justificación. Me lo apuntaba un profesor universitario, harto de la burocracia en la universidad; me lo señalaba un amigo al comentar la ITV en los vehículos, para la que bastaría presentar el justificante de la revisión anual del coche, por ejemplo.

Rajoy ha afirmado que va a ser la legislatura de las reformas, y lo está siendo. No se debe asociar “reformas” a ”recortes de servicios” necesariamente, sino en muchos casos a “mejora de servicios”, pues hasta los propios funcionarios reconocen la apatía de sus jefes, el sistema obsoleto en el que están inmersos y la falta de exigencia profesional. Penosamente, me reconocía un empleado público que, si se ciñera a lo que le exigen sus jefes, en 5 minutos al día tendría hecho lo que le piden. Tan real como la vida misma.

Los españoles esperamos que se note una modernización y mejora de los servicios públicos, porque tenemos derecho, es posible –aunque tenemos motivos para el desaliento- y desburocratizar los servicios supondría también un ahorro de dinero y tiempo, además de una señal de respeto hacia los administrados. Me consta que muchos funcionarios y empleados de las diversas administraciones públicas están de acuerdo con lo que expreso.

En la era de internet, muchos servicios se podrían facilitar. Por ejemplo, poder pedir hora y recibir confirmación en un día o dos. ¿Quién no ha sufrido las varias llamadas a una entidad pública, sin lograr contestación fiable, pasando del “marque el 1”al “marque 4”? Es dinero y tiempo de todos. Más aún: si se logra hablar con alguien, a veces no informa bien, y el administrado lo sufre en sus carnes, con idas y venidas, colas, tiempo y dinero. Se puede resolver enviando un mail con lo necesario para la hora y día que se ha confirmado.

¿Hasta cuándo vamos a soportar que muchos servicios públicos se presten de 9 a 2 exclusivamente? Todos pagamos esos servicios: es obvio que algunas tardes o sábado por la mañana facilitaría que muchas personas no perdieran horas de trabajo, dinero y tiempo, para acudir a unas oficinas que sólo atienden de 9 a 2. ¿Eso es “servir” a los ciudadanos?

¿Y los trámites de cambio de domicilio en la misma ciudad? Hay que invertir horas y dinero en notificarlo también a la Seguridad Social, a Tráfico, y ¿no sería posible que el propio ayuntamiento lo notificara a esos organismos? Excusa que me he encontrado: es que son administraciones de ámbito distinto. ¡Bastaría con que desde el ayuntamiento notificaran ese cambio a esos organismos a petición del interesado, y que las administraciones públicas se coordinen! ¿Y las colas en el Registro Civil, en ciertas ciudades?

Exigimos esas y similares mejoras. Suponen muchas horas y dinero para millones de españoles, que sufrimos este tercermundismo burocrático. El Gobierno debe tomar medidas, los sindicatos deben ejercer sus funciones para denunciar abusos de ciertos empleados públicos y los ciudadanos debemos exigir más y mejor nuestros derechos a una mayor calidad en los servicios públicos.

 
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