Sólo una pregunta

Percibo cierta saturación y confusión sobre la reforma laboral tan importante que ha aprobado el Gobierno. No pretendo menospreciar ni descalificar ninguna opinión, pero sugiero que nos hagamos una única pregunta sobre la reforma laboral. Hay muchas posibles, y muy interesantes, pero pienso que hay una pregunta decisiva para valorar la histórica reforma que ha llevado a cabo el Gobierno, y que está pendiente de convalidarse en el Congreso con el fin de enriquecerla, pulirla y hasta mejorarla.

La pregunta básica es: ¿beneficia a las pequeñas y medianas empresas –las pymes- esta reforma laboral? El razonamiento es elemental: si las pymes crean más del 80% de los puestos de trabajo en España, esa pregunta es casi definitiva.

En los debates interesa centrar las cuestiones decisivas, y no es tiempo de circunloquios, sino de adoptar medidas razonables y eficaces para salir de la trágica situación que vivimos en España a consecuencia del paro. Pueden adoptarse muchas medidas, se pueden analizar desde muchas perspectivas, pero me resultan llamativas ciertas consideraciones que se focalizan en el abaratamiento del despido y no son capaces –o no les interesa- vislumbrar el conjunto. Unos sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, desprestigiados y que pierden poder con esta reforma propagan ahora demagogia, porque tal vez no pueden propagar otro mensaje, ni mucho menos presentar medidas alternativas de reforma laboral: su protesta sistemática, sus simplificaciones demagógicas, sus llamadas a la movilización no constructiva, son unos jalones más en su alejamiento de los ciudadanos, que ya ni les escuchan.

Las pymes están satisfechas con la reforma laboral, y eso es garantía de que se ha trazado un cauce adecuado. Todos hemos visto en estos cuatro años cómo cerraban pequeñas y medianas empresas – pequeños comercios, talleres, bares, etc.-, y consiguientemente aumentaba escandalosamente el número de parados. Nuestra economía, nuestro mercado laboral, se recuperará cuando veamos que se crean pequeñas y medianas empresas. Y, casualmente, son las que aplauden la reforma laboral, porque recoge en buena parte cuanto han pedido durante 3 años: para ZP no era algo urgente.

No se escuchó a las pymes, y lo hemos pagado muy caro. Con el nuevo cauce de la reforma laboral, falta que fluya el agua, es decir, la financiación, y luego recuperaremos la confianza internacional. Es tiempo de rigor.

Y hablando de rigor, la agencia Reuters ha prestado un flaco servicio al periodismo y a España, al difundir que, según fuentes anónimas, el Gobierno español exageró el déficit de 2011, para presentar unos resultados en 2012 que sean excelentes. Tanto el Gobierno como Bruselas han negado tamaña imprudencia. El sensacionalismo sigue gastando malas pasadas y la profesionalidad de los medios también debe mejorar. ¿Ha pedido disculpas Reuters, se estudiará alguna sanción a Reuters, o todo vale? La libertad de expresión exige también responsabilidad: si sale gratis la imprudencia grave, y ésta lo ha sido, muchas instituciones se debilitan, no sólo Reuters.

 
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