Tres claves para la recuperación

Los empresarios quieren acertar con las claves para la recuperación económica y laboral. Los empresarios, y todos, claro. Todos y cada uno hemos de analizar lo que depende de nosotros, en vez de esperar pasivamente que las soluciones vengan de Europa o de no se sabe dónde.

Hace unos días, los empresarios valencianos se reunieron en una jornada de estudio, en La Lloma (Rafelbunyol, Valencia), que anualmente organiza el Colegio Mayor Universitario de La Alameda. Había más de un centenar, y muy representativos de los principales sectores económicos. ¿Qué claves se subrayaron para la recuperación? Me quedo con tres.

La primera clave es que la crisis actual es, esencialmente, ética, y requiere soluciones éticas. Estamos pagando la resaca de los excesos y, en más de un caso y de dos, de la corrupción. La confianza de los mercados y de los ciudadanos pasa por unos líderes y un modo de trabajar que se caracterice por el rigor, la transparencia, la fiabilidad como resultado de un trabajo bien hecho. No lo veo como algo difuso: se puede y se debe poner en práctica por parte de cada uno, en su trabajo diario.

La segunda clave es facilitar el espíritu emprendedor, mediante el estímulo formativo y fiscal, y también con una mayor agilidad administrativa. Llamó mucho la atención en esta jornada la insistencia en que las administraciones públicas simplifiquen y agilicen los trámites, que no ahoguen de hecho la iniciativa. Lo dijo Abel Matutes, entre otros, ex ministro de Asuntos Exteriores, ahora empresario del que dependen 30.000 empleados: ahora ve los toros en la plaza, no desde la barrera.

La tercera clave es la apertura de nuestra economía, la exportación. Insistió en ello Rodrigo Rato – que ni mencionó la palabra Bankia-, y es evidente. Ahora bien, como dijo el empresario de Onda Francisco Gaya, ¿qué internacionalización se puede pretender si no dominamos ya el inglés los españoles? Ante planteamientos macroeconómicos, también y sobre todo debe bajarse a la realidad cotidiana: la economía tiene unas líneas de crecimiento evidentes, que nos resistimos a aceptar, como es la herramienta del idioma.

Los empresarios quieren datos, hechos, concreciones, y para eso viene bien de vez en cuando reflexionar, como ellos hicieron en La Lloma. Y como dijo un filósofo, “pensar es pararse a pensar”: al alcance de cualquier bolsillo.

 
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