El estado en que el PSOE dejó la Nación

Alguien del Gobierno ha querido sondear a la opinión pública sobre una posible cancelación del Debate sobre el estado de la Nación, una de las citas parlamentarias más importantes del calendario político del país.

El argumento que se ha utilizado es que las cosas están tan mal que el Ejecutivo debería centrar toda su atención en reconducir la situación. No son tiempos para la discusión ornamental, aseguran. Es hora de picar piedra: de tomar medidas, de explicarse ante los mercados, de crear empleo, de ejecutar las reformas...

A Rubalcaba le ha faltado tiempo para tirarse a la yugular: sería “insólito” e inasumible la cancelación de un acto en el que el Gobierno rinde cuentas ante la ciudadanía. La mera posibilidad no tiene un pase.

Este lunes, el PP intentó contener la avalancha de críticas –especialmente incómodas para un presidente acusado de esconder el bulto sistemáticamente- de dos formas: dejando claro que hasta junio no se plantearán esta cuestión y advirtiendo de que no tendrán ningún problema en debatir sobre “el estado en que el PSOE dejó la Nación”.

El núcleo duro del partido gobernante deja claro, de este modo, en qué lodazal puede convertir el ring parlamentario si le obligan a subir a la tribuna de oradores del Congreso.

No sé qué piensan ustedes, pero yo creo que el PP comienza a agotar esta veta de la herencia recibida. Las cosas tienen su límite y los españoles comienzan a juzgar ya a estos gobernantes por las decisiones que han tomado.

Saltarse el Debate sobre el estado de la Nación es cuando menos antiestético. Hacerlo mientras se amenaza a la oposición de volver a sacarle los colores por lo que hizo en el pasado empieza a resultar infantil y poco serio.

Que tengan mucho cuidado.

Más en twitter: @javierfumero

 
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