Periodista, 25 entrevistas falsas y suplantador de identidades en Facebook

Se llama Tommaso Debenedetti. Nació en Roma en 1969, está casado, es judío, padre de dos hijos y profesor de Italiano e Historia en un instituto de enseñanza media. Hace un año provocó un escándalo mayúsculo cuando se supo que había ‘colado’ como verdaderos una veintena de encuentros con personajes de renombre, como John Grisham, Toni Morrisson, Gore Vidal, Günter Grass, José Saramago…

Descubrí la historia de este impostor a través de Judith Thurman, periodista de The New Yorker, y de Miguel Mora, corresponsal de El País. Debenedetti trabajaba para el periódico ‘Il piccolo di Trieste’ pero además, redactaba pizas como freelance. Así fue cómo, entre 2006 y 2010, colocó en diversas cabeceras italianas sus espurias entrevistas a famosos.

Lo desenmascaró el escritor norteamericano Philip Roth, cuando una periodista italiana le preguntó por su mal concepto de Barack Obama. La periodista quiso saber por qué encontraba al presidente norteamericano “antipático” e “ineficaz”, como él mismo había declarado poco tiempo antes a un tal Debenedetti.

Roth reaccionó con indignación: pensaba justamente lo contrario de Obama. Él nunca había dicho eso y no conocía a ningún entrevistador con ese nombre. Roth no se quedó ahí. Consideraba un atropelló que le atribuyeran esas palabras y exigía un desmentido. Puso el caso en manos de su agente y abrió una investigación paralela con ayuda de Internet.

Lo que descubrió fue espectacular. Toda aquella entrevista (y no sólo las palabras sobre Obama) era una farsa. Y había otros damnificados. Grisham también había sido suplantado, así como Abraham B. Yehoshua, Scott Turow, V. S. Naipaul, J. M. Coetzee, Wilbur Smith, Meir Sgalev, Amos Oz…

Debenedetti fabulaba estupendamente. Dotaba sus imaginarios diálogos de giros cómplices, de guiños inteligentes, de perspicaces notas de color sobre el lugar de las citas, la vestimenta del interlocutor, su carácter, sus reacciones… Todo más falso que Judas pero tremendamente convincente.

La guinda de este pastel de apócrifos es el perfil del embaucador, un profesional de raigambre literaria. Es nieto de Giacomo Debenedetti (escritor, ensayista y crítico literario) e hijo de Antonio Debenedetti, crítico de ‘Il Corriere della Sera’, el más importante diario italiano.

¿Qué impulsó a esta persona a actuar de ese modo? En una entrevista concedida el año pasado a Miguel Mora, el protagonista explicaba así su impostura:

-- Entró en esta espiral cuando no logró fichar como redactor Cultural por un periódico local. Nadie le concedía entrevistas, ni le permitían cubrir los actos. Entonces, decidió ‘atajar’. Se inventó una entrevista a Gore Vidal, un personaje que seleccionaba bien con quien hablaba. Se la quitaron de las manos varios diarios regionales. En ese momento percibió que los grandes nombres vendían y se lanzó. Acababan de comenzar diez años de impostura.

 

-- Le pagaban 30 euros por pieza y compatibilizaba ese trabajo con el de profesor, que ejercía por las mañanas. Se ‘citó’ con el Dalai Lama, Lech Walesa, Mijaíl Gorbachov, Elie Wiesel, Noam Chomsky… y hasta se vio con Joseph Ratzinger, poco antes del cónclave que le convirtió en Papa.

-- Su tesis es que los periódicos sabían que eran falsos escritos. “Italia es un país de risa, entre el absurdo de Ionesco y los sueños de Calderón”. “La falsificación y el sectarismo son los elementos básicos de la información italiana”. Los directores de las cabeceras lo sabían pero les interesaba engordar sus páginas con entrevistados que les dieran prestigio. Si había algún problema, echarían la culpa al ‘freelance’. En ese magma kafkiano se sumergió Debenedetti.

-- Leía los libros de las personas que iban a ser ‘entrevistadas’, para captar sus giros, sus expresiones favoritas, el mundo en el que se movían. De hecho, le enfadó bastante conocer que algunos autores habían dicho que no se reconocían en sus piezas.

-- Ha declarado su intención de crear un página web donde colgar nuevos falsos. Considera que es un género innovador, interesante y con futuro.

La última noticia de este culebrón es que Debenedetti se ha metido a farsante en las redes sociales. Este jueves, admitió haber creado en Facebook los falsos perfiles de Vargas Llosa, Almudena Grandes, Abraham B. Yeoshua y Umberto Eco.

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