Pitada al Príncipe Felipe

El Príncipe de Asturias presidirá la final de la Copa del Rey que disputarán este viernes el Athletic Club de Bilbao y el Fútbol Club Barcelona, en el estadio Vicente Calderón de Madrid.

La Zarzuela ha confirmado que don Juan Carlos, aún convaleciente de su operación de cadera, no asistirá al partido. Saldrá de la Zarzuela por vez primera para presidir el día de las Fuerzas Armadas, el 2 de junio en Valladolid.

Esto sitúa a don Felipe en el ojo del huracán. Porque algunos sectores llevan semanas caldeando el ambiente y anunciando una sonora pitada durante la interpretación del himno de España, coincidiendo con su entrada en el palco del estadio.

Me parece una falta de respeto.

Estoy a favor de la libertad de expresión y de la democracia. Faltaría más. Precisamente por eso, no me parece correcto que se silbe a nadie. Si uno disiente de un sistema político, de una forma de entender la vida, del modo de enfocar una cuestión, que lo exponga con total libertad. Por tierra, mar y aire, si es preciso. Pero con respeto.

Dicho esto, ¿por qué hay que abuchear al que representa otro planteamiento político o al que piensa de otra forma? No me parece razonable. Ni democrático, insisto.

Como tampoco me gustaría ver a nadie acosando a los hijos de un vecino porque su padre defiende unas ideas distintas. Ni quisiera ver pintadas en la fachada de la casa de un opositor en las que se reniega de sus principios. Ni mofas contra las opiniones de un rival en la portada de una revista de humor.

No me gusta esta forma de expresar las propias convicciones.

Parece mucho más grave la quema pública de un retrato, el lanzamiento de huevos contra un cortejo o el boicot a gritos de una conferencia. Pero en el fondo, estas actuaciones deplorables sólo suponen subir un peldaño más en la escalada de abusos y atropellos.

 

Además, hay que mencionar otro detalle. El lugar donde uno se expresa también es importante. Y aquí estamos ante un evento deportivo, celebrado en un estadio de fútbol, lugar muy poco indicado para hacer política.

Por último, habría que aludir a la incoherencia de esos aficionados que, declarándose abiertamente en contra de un torneo en honor de Su Majestad el Rey, no sólo no mueven un músculo para evitar que su equipo participe en esa competición sino que compran la entrada y acuden al campo deseando que gane la copa.

Por todo esto, no me parecen bien las pitadas.

Más en twitter: @javierfumero

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