¡Qué Rajoy haga algo!

El PP tiene dos problemas. Y gordos. El primero se llama Luis Bárcenas. El máximo responsable de las cuentas de Génova está poniendo en un brete a Rajoy. Hace un tiempo, Bárcenas dijo que amaba al partido por el que también es senador. Pues es ahora precisamente cuando tiene que demostrar ese ‘amor’ a las siglas.

El secundo escollo se llama Francisco Camps. Vaya por delante la presunción de inocencia de cualquier ciudadano, incluida la del presidente valenciano. Pero lo que está en juego es la imagen del principal partido de la oposición, al que han votado más de 10 millones de ciudadanos.

La imputación de un cargo electo es algo muy grave, que desgasta políticamente a los ‘populares’. Y todo parece indicar que Camps se sentará en el banquillo para responder ante la justicia por los cargos que se le imputan. Rajoy debe mover ficha antes de que llegue ese día.

La solución a los males del PP está en manos, por tanto, de Mariano Rajoy. Y, en ambos casos, lo más lógico sería apartar a los dos, Bárcenas y Camps, de sus cargos. En el caso del tesorero, el gallego debería tener más mano dura, pues él es quien dirige el partido. Visto que la dimisión no se ha producido, un retiro temporal, hasta que se confirme o desmienta su culpabilidad, sería lo más adecuado.

En el caso de Camps, la imputación es diferente. Se trata de acusaciones que incriminan a un responsable público al que han elegido la mayoría de los valencianos en las urnas. Es una cuestión de respeto hacia quienes él representa.

Rajoy no lo tiene fácil. Su decisión debe ser rápida y contundente. No bastan simples palabras de apoyo y confianza. No obstante, cabe que se produzca un efecto ‘boomerang’: que decida apartarlos temporalmente y se demuestre luego su inocencia. Entonces, ¿quién confiaría en Rajoy?

 
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