Como las cucarachas

Los grupos, en parte, son como las cucarachas: nacen, viven, se reproducen y mueren. Aunque no necesariamente por este orden. La historia lo va demostrando y en ocasiones, volver la vista atrás ayuda a comprender el por qué de un disco o de una determinada canción.

Viajemos a 1984. Bienvenido al Madrid de ‘la movida’. El Rock Ola. Las maquetas. La Nueva Ola. La Edad de Oro de la Chamorro. Madrid arde en canciones, conciertos y etiquetas. Muchas etiquetas.

La historia de algunas bandas hoy ya consolidadas era un simple folio en blanco en 1984. David Summers, por ejemplo, todavía no tenía muy claro si destrozarse los vaqueros a la altura de las rodillas, disfrazarse de Tino Casal o tatuarse el logotipo de The Ramones en la espalda. Hombres G eran en el Rock Ola un grupo para disfrute de modernas minorías privilegiadas. Modernas minorías privilegiadas, en poco tiempo reconvertidas a modernas brigadas anti-pijos que escupían a Summers en sus actuaciones.

El cambio se produjo cuando Hombres G empezaron a rodearse de quinceañeras y su música saltó a los primeros puestos de ventas. Fue entonces cuando comenzaron a recibir ataques un tanto injustos y se convirtieron en víctimas de empalagosos prejuicios. Un duro golpe para su corazón de músicos ‘modern-pijos’ que desde la perspectiva de veinte años de éxitos, a día de hoy, poco debe afectarles. Como mucho, estos recuerdos les arrancarán leves sonrisas.

Diez semanas en el número uno de Superventas fue la carta de presentación de La Unión en 1984. Tanto éxito con su primer single estuvo a punto de arruinar su carrera. Efecto boomerang. Decía Joaquín Luqui que ‘Lobo hombre en París’ fue la mejor canción de 1984. No comparto yo este tipo de afirmaciones un tanto aventureras. Pero nadie habría imaginado a La Unión lanzando otro bombazo como single tantos años después. Me refiero naturalmente al reciente ‘Vuelve el amor’ de ‘El mar de la fertilidad’. Doce discos y casi veinte años después. En 2004 han lanzado ‘Colección Audiovisual 1984-2004’. Siempre innovando, siempre en una buena dirección.

Nunca habríamos entendido bien quienes eran realmente La Unión, Hombres G o Manolo Tena si nos hubiésemos quedado con sus inicios. Sólo con ‘Lobo Hombre’ o ‘Marta tiene un marcapasos’ habríamos perdido cientos de razones –y canciones- para defender la calidad del pop español de los últimos veinte años.

Aunque algunos se quedaron en el camino, en 1984 los grupos que ya habían editado algún LP no se deshacían definitivamente. Casi todos se disolvían para enrolarse en otros proyectos musicales. A nadie le importó, por ejemplo, la supuesta desaparición de Alaska y Los Pegamoides en el 82 ya que en el 83 un nuevo disco editado por Hispavox significó la presentación de Alaska y Dinarama.

A diario tengo oportunidad de comprobar en Popes80 que es imposible ponerse de acuerdo a la hora de trazar las coordenadas generales de la música en la década de los 80. Los recuerdos son demasiado personales y, en general, poco rigurosos. Los grupos son decenas y sus biografías están cargadas de matices.

‘La movida’ es algo abstracto de lo que hoy reniegan la mitad de sus supuestos protagonistas. Y la mayoría de las etiquetas que los locutores de la radio se encargaron de poner a personajes, artistas y movimientos culturales se han quedado flotando en el aire sin contenido. Sus protagonistas han desaparecido, o se han desinflado o reniegan de esos encasillamientos. Ya no identifican a nadie. Queda sólo el eco de la voz entusiasta de aquellos locutores.

 

Reconstruir la historia estos veinte años de música al completo es muy difícil. Es más sencillo y práctico valorar individualmente las trayectorias de esos grupos que hoy cumplen –o cumplirían los desaparecidos- veinte años: Alarma!!! (Manolo Tena), Hombres G, Olé Olé (Marta Sánchez), Ariel Rot, Os Resentidos (Antón Reixa), La Unión, Quinto Congreso, Peor Imposible, Morcillo y Los Rítmicos, Mecánica Popular, Decibelios, 091...

Eran tiempos de variedad, espontaneidad y originalidad en la música. Y eso es precisamente lo que hemos perdido.

Como me decía recientemente Luis (‘Doctor Livingstone, supongo’), que triunfó en toda España en 1986 con ‘Una chica formal’: “Tener un grupo en los 80 me imagino que era el equivalente a hacer hoy un botellón en un parque”.

Así que a las preguntas de ‘¿por qué es tan di

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