No escribiré sobre esto

La Ministra de Cultura me lo ha puesto tan fácil que no lo haré: no escribiré sobre sus divertidas declaraciones. No haré bromas sobre el “Pixi”, ni sobre el “Dixi”. Ni me tomaré a chirigota eso de que “un concierto de rock en español hace más por la cultura que el Instituto Cervantes”.

La mitad de los columnistas de España han afilado sus colmillos tras estas jugosas palabras de la Ministra del Rock y la otra mitad han tratado de disimular su ridículo asegurando que sus palabras se están sacando de contexto continuamente. Será eso, que tenemos una ministra de cultura que vive lejos, muy lejos de su contexto. Pero no escribiré sobre ella en esta ocasión. No merece la pena.

Tampoco escribiré sobre la SGAE, a pesar de que hace pocos días Bautista presentó la memoria anual de la entidad, gracias a la cual hemos conocido que sus beneficios son los mayores de la historia de la entidad. A pesar de la piratería, claro. No es necesario que derroche tinta en este asunto, ya que algunos titulares de prensa tienen una extraordinaria capacidad para hablar por sí mismos.

No volveré al tema de Operación Triunfo 4, porque la semana pasada analicé todo lo que estaba a mi alcance sobre ese concurso de muchas ambiciones y poco arte. Bien saben los que se siguen peleando estos días por pasar el casting lo que hay detrás del telón, detrás de esas galas y esas voces tan perfectas.

No escribiré sobre Madonna, porque polemizar sobre su excéntrica existencia es algo que ya está pasado de moda. Y eso que la diva ha sido demandada de nuevo. Esta vez por impago: una empresa televisiva le reclama 300.000 dólares por un especial que produjo para televisión el pasado año. Ya saben, cosas de estrellas.

Y hablando de estrellas, debo decir que me aburre inmensamente el culebrón del juicio de Michael Jackson, aunque a la prensa nacional e internacional le divierta muchísimo. Esta semana la estrella mundial reconvertida en agujero negro universal ha sido noticia de nuevo. Su crisis financiera sigue engordando y debe ya 178 millones de euros. Lástima que no llevo encima esa cantidad, si no se los pagaría con tal de que su demacrada cara desapareciese un tiempo del televisor y de los periódicos. Pero no será Jackson quien acapare el protagonismo de mi artículo de esta semana.

El ex Piratas Iván Ferreiro ha dicho algo muy interesante al referirse a la cuestión de las subvenciones del Gobierno: “Tenemos una industria que se podría exportar y sin embargo se gastan el dinero en el cine, cuando con lo que cuesta una película grabas doscientos discos". Sus palabras no han tenido apenas repercusión mediática, por eso he querido recogerlas aquí.

En cualquier caso no sería capaz de analizar el complejo mundo de las subvenciones en tan poco espacio. Así que no me ocuparé hoy de esta cuestión, aunque comparto las palabras de Iván. Si me dan a elegir dónde invertir mi dinero -y el de todos los españoles- probaría con la indefensa –en cuanto a ayudas públicas, me refiero- industria musical y dejaría de un lado el –más que subvencionado- cine español durante algún tiempo.

No escribiré sobre ninguna de estas cuestiones –ni sobre otras tantas similares que me he dejado en el tintero- porque no tendría sentido hacerlo. No podría entenderse que dedique un artículo musical a tratar todos estos temas no musicales, teniendo en mis manos la nueva obra de arte de Diego Vasallo. El ex Duncan Dhu acaba de anunciar la inminente publicación de ‘Los abismos cotidianos’, su último disco.

 

Diego es un artista de pies a cabeza y lo que hace muestra una finísima sensibilidad artística, al alcance de muy pocos en nuestro país. ¡Él sí se merece los párrafos que componen este artículo! Y que tomen nota los periodistas que llenan las secciones de “cultura” y “espectáculos” con noticias que no tienen nada que ver con el arte.

Menos mal que está Diego Vasallo para recodarnos que lo importante es la obra artística y que lo demás es secundario.

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