Sobre la paz

Para preparar el acercamiento gubernamental a ETA, el aparato de propaganda monclovita diseñó un minucioso plan de comunicación cuyo eje esencial fue la palabra PAZ. En un ejercicio de manipulación que habrá de ser estudiado detalladamente en el futuro, las terminales mediáticas del PSOE nos han bombardeado constante y machaconamente para que los españoles asimilásemos que LA PAZ merece todos los esfuerzos, todas las renuncias, todos los apoyos. Se ha llegado al extremo de pedir a los medios de comunicación discreción, una eufemística forma de reclamar autocensura y apoyo incondicional a cambio de la ocultación de la realidad y de la difusión obediente de las noticias “oficiales”. Para el Gobierno de España, la PAZ merece el precio de la claudicación porque es un bien supremo que todo lo justifica. Por eso, nuestro particular emulador de Winston Churchill, augura ampulosamente un camino “largo, duro y difícil”. ¿Hacia donde nos lleva ese camino, señor Zapatero?,   El filósofo inglés John Locke escribió en 1690 en su “Ensayo sobre el Gobierno Civil”:   “Si las personas prudentes y virtuosas, por amor a la paz, abandonasen y concediesen tranquilamente todas las cosas a quienes quisiesen hacerles violencia , ¡qué clase de paz reinaría en el mundo!¡Qué clase de paz, la que consistiese únicamente en la violencia, en la rapiña y no pudiese ser mantenida más que a costa de la ventaja de los ladrones y de los que se complacen en la opresión!. Esta paz que habría entre los grandes y los pequeños, entre los poderosos y los débiles, sería semejante a la que se pretendiese establecer entre lobos y corderos, cuando los corderos se dejasen desgarrar y devorar pacíficamente por los lobos”   A principios de julio, después de ocho meses de permanencia en suelo patrio, nuestro presidente tuvo la ocurrencia de visitar la India y de acudir al mausoleo de Ghandi a dejar el cursi mensaje que reproduzco:   "PAZ. Vivir en PAZ, la más grande utopía universal. Con emoción y admiración a Ghandi. De España, un país en paz, un país para la paz".    Tuvo que fastidiarle bastante, después de tan largo y fatigoso viaje, que la tragedia de Valencia eclipsara este estudiado golpe propagandístico con Ghandi como modelo y justificación de la tesis de que por la PAZ todo vale. Ghandi fue el profeta de la no violencia pero también dijo que “lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia”, que “los medios impuros desembocan en fines impuros” y que "Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarles a los ojos y decirles que viven así porque no nos animamos a pelear."   Señor Zapatero, no vacíe usted de contenido la palabra PAZ, no nos tienda una trampa tan burda. LA PAZ como dijo Juan Pablo II –aunque quizás esta referencia a usted que es mucho más que laico, no le sirva- exige cuatro condiciones esenciales: verdad, justicia, amor y libertad. “La simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, no es sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad, verdad, justicia, y solidaridad”.   Mientras el señor Rodríguez Zapatero no pronuncie las palabras justicia y libertad tantas veces como paz, sabremos que sigue queriendo engañarnos a cambio de un ¿poder? sustentado en la cesión de la soberanía al nacionalismo más radical. Pero, lo que ocurrirá es que cuando los terroristas y sus cómplices “moderados” –que tácticamente se han situado en un segundo plano durante esta “fase” del “proceso”- le hayan exprimido al máximo, le lanzarán al basurero de la historia, como a un kleenex usado, sin compasión. Y se reirán de todos nosotros, los “españoles” –ellos no hacen distinciones- porque estarán ya mucho más cerca –si es que no lo han alcanzado del todo- de su objetivo final: la independencia, aquello por lo que han asesinado a casi mil personas durante cuarenta años.

 
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