El 90% de las fábricas de productos anticovid que surgieron en la pandemia han desaparecido

Se han visto obligadas a cerrar por falta de materia prima, el hundimiento de la demanda y los elevados costes de producción

Mascarillas.
Mascarillas.
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El 90% de las fábricas de productos anticovid que surgieron en la pandemia han desaparecido.

En 2020, nada levantarse el confinamiento, se crearon en España un buen número de empresas dedicadas a fabricar material sanitario relacionado con el Covid-19, como mascarillas, trajes de protección y diverso material médico y de enfermería. Hoy en día, el 90% de esas fábricas han cerrado y el 10% restante que se mantiene en pie, explican, “cerraremos en breve porque como tal no podemos sobrevivir”, explica a Confidencial Digital Tomás Martín, Presidente de OESP (Asociación Nacional de Mascarillas, Batas, EPIs y Otros Productos Sanitarios). “Vamos a la desaparición total”, asegura.

La Asociación Nacional de Fabricantes de Mascarillas y productos sanitarios de este tipo se creó en la época post-pandemia con el objetivo de unir a todas estas empresas de producción nacional de perfil sanitario y de protección individual. Una organización que pretendía aunar esfuerzos y homogeneizar el mercado español.

Los principales problemas a los que se enfrenta cuatro años después este sector tienen que ver con los mercados internacionales. Denuncian que el Gobierno español, que los alentó inicialmente a que comenzaran su actividad, es el mismo que ahora no les compra. “Primero nos animaron a que surgiéramos, después no nos compraron y ahora nos dicen que somos demasiado caros”, denuncia Martín.

“Han cerrado fábricas en toda España. Ahora hay abiertas en Galicia, País Vasco, Andalucía, Valencia, Barcelona, Canarias. Más o menos yo creo que han quedado una o dos por Comunidad Autónoma”, sentencia el presidente de OEsp.

Falta de materias primas

Tomás Martín asegura que en España es muy difícil producir desde cero, ya que no hay materias primas para ello. En el caso de las mascarillas, por ejemplo, “el tejido está hecho de polipropileno, que es un derivado del petróleo, ahí volvemos a depender de Asia para producir”.

Teniendo esto en cuenta añade otro motivo por el que no es posible hacer un producto cien por cien en España: “como no hay una estructura que te permita aquí la compra del producto, tampoco hay fábricas de materia prima”. Recalcó que ellos hacen un producto elaborado en España, ya que se encargan del montaje del mismo.

En sus inicios, intentaron buscar formas de producir en nuestro país y no depender de proveedores externos. Por ejemplo, compraron las máquinas de producción en Sevilla, también en Andalucía se creó un proyecto para elaborar tejidos para mascarillas, pero se dieron cuenta de que seguían necesitando material de países asiáticos para fabricar los productos finales.

Precios “caros”

El precio de un pack de 10 mascarillas fabricadas en España es de 0,035 euros, mientras que los concursos actuales están pagando 0,015 euros por la misma cantidad de mascarillas.

La diferencia de precio se debe principalmente a que los fabricantes españoles tienen que asumir una serie de gastos que, probablemente, los países extranjeros no tengan o se manejen de forma distinta, según explica Martín.

 

Uno de esos costes añadidos es el embolsado individual, que en los productos españoles supone un aumento de 0,048 euros más sobre el precio inicial. Este embolsado individual es obligatorio para las mascarillas FPP2, pero no para la quirúrgica. Sin embargo, explica el director de Oesp, “nosotros extremábamos la precaución porque no entendíamos cómo se compraban esas mascarillas donde todo el mundo ‘mete la mano en la caja’. Algo que se supone que te vas a poner en la cara para no contaminarte no debería estar contaminado”.

Otro factor de encarecimiento del precio es la certificación. En España para fabricar este tipo de productos la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) obliga a que las empresas realicen un control del tejido que utilizan en el producto finalizado. Para ello, deben enviar una muestra de esa prenda a Aitex o cualquier laboratorio certificado, que enviará un documento rubricando que el producto es de calidad.

Respecto a esto, explica Tomás Martín, es bastante confuso que las mascarillas fabricadas en Asia tengan esta certificación. “Nosotros –las fábricas españolas- tenemos que mandar una muestra a Aitex y ese organismo tarda casi un mes en darte la certificación”. Teniendo esto en cuenta, el sector se pregunta cómo es posible que en China se realice este proceso. “No hay tiempo natural” para tener tanto producto listo y certificado en tan poco tiempo.

Mundo globalizado y comparación de precios

La globalización y el hecho de que España pertenezca a la Unión Europea nos hace un país constantemente en contacto con el exterior, recuerdan los fabricantes. Compramos y vendemos productos al extranjero. También materia prima. En este sentido, explica Martín, cuando hablamos de las diferencias de precios en material sanitario entre los productos españoles y los extranjeros se debe tener en cuenta que “los impuestos, el sistema social y el laboral, la energía y la legislación son diferentes en cada país”.

Habiendo expuesto ese punto, los fabricantes denuncian que “la oferta económica más ventajosa es aquella que permite ofrecer la mejor calidad-precio y no el precio más bajo”. Porque “cómo entiende el Gobierno que puede comprar un producto a precio barato y de buena calidad”. Sobre todo en productos relacionados con la salud, enfatizan. “Ponemos en tela de juicio que se estén comprando productos de calidad en el sector sanitario por el precio”. “Yo creo que en el sector sanitario hay que hacer una reestructuración completa”, sentencia el presidente de OEsp.

Sostenibilidad

Las Administraciones Públicas exigen que los productos nacionales que se elaboren cumplan con unas medidas laborales, fiscales, de igualdad y medioambientales, que también sean acordes con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y las medidas Europeas de sostenibilidad.

A nivel medioambiental, los fabricantes españoles incluyen “cláusulas de eficiencia ambiental, de compensación de las emisiones de CO2, de capacidad de almacenamiento en cercanía”.

En este sentido explican el concepto de “productos KM 0”, también llamados de proximidad. Son artículos sostenibles porque son elaborados localmente. Su principal característica y ventaja es que disminuyen la huella de carbono, porque al evitar envíos trasnacionales, se ahorran grandes cantidades de CO2 empleados en el empaquetado, embalaje y envío de esos materiales.

A nivel de calidad, cumplen con los certificados homologados por la Unión Europea mencionados anteriormente además de encuestas de satisfacción anuales.

En el ámbito social fomentan el empleo inclusivo e igualitario, poniendo atención a la discapacidad y la exclusión social. Al igual que presentan anualmente una memoria donde se reflejan las medidas sociales aplicadas.

Tomás Martín insiste en que es preciso poner todo esto en valor. Es la diferencia principal de los productos españoles comparados con los que se compran en el extranjero: “Lo que sí nos dan es que somos eficientes a nivel del medio ambiente”.

Ley de Seguridad Nacional

Las empresas que permanecen abiertas, explica Martín, tienen la esperanza de que en septiembre se apruebe en el Congreso la Ley de Seguridad Nacional. Esta ley parte de unos informes post-pandemia elaborados por el Gobierno donde se especificó que España debía tener una reserva de productos sanitarios. Teniendo esto en cuenta, el anteproyecto de ley protege a las fábricas de material sanitario españolas como si fueran parte de esa reserva de emergencia.

La Ley de Seguridad Nacional destinaría un 20% de la compra pública de mascarillas y productos nacionales a la industria nacional. “Esta medida no sólo salvaría miles de empleos y revitalizaría nuestro desarrollo industrial, sino que también garantizaría que España cumpla con sus compromisos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), fortaleciendo nuestra economía y nuestra capacidad para responder a futuras crisis”, expone Martín.

Esto es particularmente relevante no solo porque significaría una salvación para este sector, sino también porque en caso de una crisis sanitaria es importante que España no dependa únicamente de productos extranjeros. “La Ley de Seguridad Nacional nos protegería a todos”. Luego está la Unión Europea, que al mismo tiempo te condiciona a que se compre también a empresas de fuera. “Pero hay que conseguir un equilibrio entre comprar fuera y mantener las de aquí”, agrega el presidente de OEsp.

AIRNATECH: la caída del rey de las mascarillas

La fábrica Airnatech Antiviral, una empresa castellonense, fue una de las fábricas que logró una de las mayores producciones de mascarillas FPP2 en Europa y un gran reconocimiento en España. A pesar de estos logros, en 2023 tuvo que cerrar su división sanitaria por un desplome de ventas.

Airnatech Antiviral logró producir en la pandemia más de 30 millones de mascarillas al mes y facturar más de un millón de euros en 2021. Incluso fue la empresa que fabricó las mascarillas de los deportistas que participaron en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021.

A pesar de haber sido un ejemplo de reindustrialización, la falta de un mercado estable la hizo desplomarse. La empresa en el momento de su cierre explicó a los medios que, a pesar de que las administraciones fomentan la producción de lo fabricado en España, a nivel económico eso no se materializa.

LILLOTEX: de pantalones a mascarillas

La empresa Lillotex ubicada en Albacete y dedicada a la fabricación textil de pantalones con más de 50 años de historia. “Fue uno de los casos más escandalosos”, explica Martín. “Cerró este año con casi 200 empleados en plantilla”.

Lillotex era una empresa familiar que nació en 1966 y que, en 2020, como muchos otros en la industria textil, se unió al negocio de la fabricación de mascarillas. Fue muy famosa porque en 2020, a pesar del confinamiento de marzo, reabrió sus puertas con 27 trabajadores para poder fabricar mascarillas desechables que tuvieran un nivel de filtración del 98%.

FORTIA: la única empresa asturiana

La empresa Fortia, ubicada en Asturias, cerró sus puertas el 31 de diciembre de 2023. Se trata de la única empresa asturiana que fabricaba mascarillas. Al echar el cierre en el mundo sanitario, el dueño de la empresa, Carlos Paniceres , aseguró a los medios de comunicación que responsabilizaba al Principado por no haber apostado por la producción asturiana, por el carácter social de la empresa y por anteponer el precio antes que la calidad a la hora de comprar, según informó Radio Televisión del Principado de Asturias (https://www.rtpa.es/noticias-asturias:Cierra-Fortia,-la-unica-empresa-asturiana-que-fabricaba-mascarillas_111704914745.html).

Esta empresa comenzó con tres trabajadores y llegó a disponer de una plantilla de hasta 40 empleados. En su página web explican que apostaron por la mejor y más moderna maquinaria para la fabricación de sus productos sanitarios. También mencionan que fueron calificados como Centro Especial de Empleo por la Consejería de Industria, Empleo y Promoción Económica del Principado de Asturias, por promover un concepto de empleo de inserción de personas con diversidad funcional en el empleo.

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