Sobre el juicio del 11 M

Estos últimos días han vuelto a ser noticia las posibles irregularidades del proceso del 11 M. Reconociendo que una sentencia es el punto final de un proceso, pero no impide que se desarrollen otras necesarias investigaciones desde muy variados órdenes. Es lo que pasó con la sentencia del juicio del 11M. Y es que como si fuera una espada de Damocles, pesan sobre el proceso, construido a partir de las pruebas y argumentaciones aportados por los diferentes actores implicados, un conjunto de preguntas aún sin resolver.

Por más que el presidente del gobierno afirmará cuando se dio la sentencia que “hoy se ha fijado la verdad”, es responsabilidad de todos exigir que el conocimiento de la verdad de toda esta historia no se quede ahí. No se trata de formular un juicio general al funcionamiento de la justicia ni al procedimiento judicial; se trata de que, acatando escrupulosamente la sentencia, no nos sintamos satisfechos con una parte significativa del proceso, ni permitamos que las interpretaciones que se hagan, sean un eco de las utilizaciones políticas del mayor atentado en la historia de España. La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, no es sólo un eslogan ni una frase hecha, es una exigencia de la responsabilidad ciudadana.