Nadie se quedará atrás
La fotografía del domingo 27 de diciembre de un enorme cajón de vacunas anti-covid con cartel y logotipo "GOBIERNO DE ESPAÑA" apunta a una más de las auto atribuciones que confirman que indecencia, insulto y falta de respeto a la inteligencia son consustanciales al trato normal que este Gobierno nos dispensa, más cuando estas acciones no son la excepción sino también la norma de quien lo preside cuya frase en junio, “ya hemos vencido la pandemia” y otras del mismo jaez, hacen de él un monumento a la mentira y a la apropiación indebida de méritos ajenos.
La ceremonia de confusión situando el Gobierno al mismo nivel del REINO DE ESPAÑA es el resultado de un comportamiento más de sátrapas que de estadistas, motivo que nos debiera causar irreprimible vergüenza al haber sido elegidos por nosotros y conseguir que les sirva de justificación para poder tratarnos como cretinos, por supuesto sin guardar siquiera las formas.
El asunto no tendría más enjundia de no tratarse de "PROPAGANDA" con origen en la espantosa tragedia sanitaria, social y económica que nos asola, con miles de muertos, muchos de ellos ni contabilizados y siquiera reconocidos, cierre de miles de empresas con cientos de miles de parados...etc., todo ello formando un largo catálogo de calamidades.
Tragedia en que la paralizante emoción del miedo a la enfermedad y a la muerte está siendo utilizada como palanca en intento de cambio del "Orden establecido" por otro a medida y deseos de "Otros" a quienes sirven, cuan lacayos, aquellos a quienes consideramos nuestros gobernantes.
Y tampoco tendría lugar este relato de no concurrir, además de las razones anteriores, la cuestionada gestión de omisión en su inicio de una pandemia anunciada con suficiente antelación e indicación explícita de sus consecuencias que a posteriori se confirmaron con docenas de miles de fallecidos y ruina económica devenida de un confinamiento integral posterior con desastrosos resultados económicos y sociales que, en peculiar eufemismo, han dado en llamar "hibernación de la economía" tardaremos muchos años en remontar.
Todo salpicado con episodios no aclarados de compra de material imprescindible pero defectuoso, abandono a su suerte del personal sanitario sin mínimas medidas de protección, informaciones contradictorias y un larguísimo etc. que, por desgracia, todo indica hemos olvidado muy pronto.
En todo caso, si diéramos por bueno que sea el Gobierno de España actor, responsable y benefactor primero y último de llegada de las vacunas me pregunto "si no hubieran sido igualmente justificados unos indicadores con igual logotipo en los féretros de los fallecidos en los que debajo de la leyenda "Gobierno de España", se hiciera referencia explícita a Presidente del Gobierno, Vicepresidenta primera, Vicepresidente segundo, Ministro todavía de Sanidad, Ministra de Igualdad y Responsable de Alertas Sanitarias cuyas visitas a residencias de ancianos y hospitales fueron en aquellos momentos tan esperadas y muy especialmente también, por el fomento personal y entusiasta participación de alguno y alguna en manifestaciones populares que contribuyeron a una mayor socialización de la tragedia con el mensaje por fin verdadero "NADIE SE QUEDARÁ ATRÁS"
