En estos tiempos de coronavirus los niños poseen menos derechos que los perros

Niños en un parque.
Niños en un parque

En España ahora mismo poseen más libertad los animales domésticos como los perros que los niños.

Los niños no pueden salir a la calle a jugar, a hacer deporte, a pasear... Los parques están vacíos y en las calles no se ve a niños. Como mucho alguno acompañado de un adulto porque ambos padres tienen que salir a trabajar (si es que lo tienen permitido pese al arresto domiciliario decretado por el gobierno, desde hace un mes) o por alguna otra cuestión que el decreto del “estado de alarma” permite, y no puede dejarlo solo en casa. Sin duda, el confinamiento en España es mucho más estricto que en Francia, Suiza e incluso Italia, cuyas cifras de infectados y muertos por el coronavirus son muy similares. En todos los países de nuestro entorno hay más flexibilidad y se permite que los niños salgan de casa. De forma controlada y muy limitada pero más que en España.

Niños sí, niños no, he ahí el dilema.

El debate sobre si permitir que los niños salgan a caminar al aire libre acompañados por uno de sus padres no ha concluido, en este tiempo de epidemia, es como el río Guadiana que, aparece y desaparece, y vuele a brotar, sin interrupción, y más a medida que el tiempo de confinamiento se prorroga y, a pesar de las promesas gubernamentales, no se sabe cuándo se dará por terminado. Después de un mes de estar enclaustrados en nuestras casas, algunas voces se levantaron a favor de flexibilizar el confinamiento y permitir que a los niños les dé el sol algunos momentos de día. Incluso ha habido algunos “intelectuales” que han subscrito un manifiesto para que se levante el confinamiento, no sólo a los niños, sino también a los adultos.

 Los perros pueden salir ("por necesidades fisiológicas", especifica el decreto del gobierno), ¿por qué no darles a los niños la oportunidad de respirar un poco?

El Ministerio del Interior, sigue manteniendo la prohibición de salir a los niños, incluso acompañados de sus padres.

El debate sigue abierto, son muchos entre los pediatras, sociólogos, educadores, así como en la sociedad civil, que están a favor y quienes están en contra.

De veras que es bastante absurdo que, lo que se puede hacer con un animal doméstico, no se pueda hacer en compañía de un niño, ¿Por qué no se puede dar una vuelta a la manzana, acompañado de un niño (aunque se le impida unirse a otros niños) al igual que se hace con los perros?

¿Cuál es el motivo, cuál es la razón para impedirlo?

De veras que es penoso.

Alguno dirá que permitir que los padres salgan con sus hijos podría ocasionar que se formaran aglomeraciones, si todos los padres deciden salir al mismo tiempo… Pues, al parecer, ese impedimento no se aplica a los dueños de perros.

 

Es frecuente que quienes están enclaustrados, en familia, vean a través de sus ventanas, a gente que se junta en descampados o en jardines públicos con el pretexto de pasear a sus mascotas.

Es digno de elogio lo bien que tratan todas esas personas a sus perros, pero los perros no nos garantizan ningún futuro. Por otro lado, los niños sí.

Deberíamos cuidarlos tanto, o más que a los perros. Es absurdo tenerlos encerrados en casa durante semanas.

El colmo de los colmos es que, en España se estén dando casos de abucheos, insultos, etc. contra niños autistas...

Es una cuestión de respeto, que lamentablemente a menudo escasea. Además de la discapacidad, también hay otros factores: No todos los niños tienen jardines o grandes terrazas donde pueden jugar. Hay niños que viven en casas pequeñas, a veces en sótanos. También habría que pensar en ellos y tenerlos en cuenta.

¿Cuáles son las principales privaciones para un niño confinado en el hogar?

Siempre se suele dar por hecho que los niños poseen una enorme capacidad de adaptación, lo cual en parte es cierto; y también se da por supuesto que su capacidad de adaptarse es mayor que la de los adolescentes. Pero lo que no se suele tener en cuenta es que las carencias de la infancia acaban teniendo malas consecuencias y dejando secuelas, muchas veces irreparables.

La infancia es una etapa del desarrollo muy delicada y permanecer encerrado en casa, privado de la luz solar, la vitamina D, no es lo mejor para un niño. Tampoco hay que subestimar el daño a nivel neuromotor: los menores necesitan estirar las piernas, correr en lugares que no estén encerrados. Estar enclaustrado durante un periodo de tiempo muy prolongado también es un problema desde el punto de vista sensorial, es importantísimo poder girar la vista en un espacio grande y abierto.

Carlos Aurelio Caldito Aunión.

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