Sumar y Movimiento Sumar no son lo mismo: Díaz no ha sabido explicar el frente amplio
Voces internas critican que lleva años mezclando el partido y la ‘coalición’, confundiendo al electorado y dificultando la integración de los socios
- Movimiento Sumar, el partido de Yolanda Díaz
- Críticas internas
- SUMAR, un frente amplio para englobar a toda la izquierda
- "Confusiones y duplicidades innecesarias"
- Implantarse en el territorio
- Falta de unidad en el grupo parlamentario
- Mezcla de objetivo entre SUMAR y el Movimiento Sumar
Movimiento Sumar y Sumar no son lo mismo. El primero es el partido político, fundado por la vicepresidenta primera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. El segundo es la plataforma con la que busca englobar al resto de socios —Compromís, Más Madrid, En Comú Podem, etc— para presentarse juntos en cada convocatoria electoral. Una cosa es el partido y otra el proyecto de agrupar a toda la izquierda en un frente amplio con objetivos fundamentalmente electorales.
El plan inicial planteado por Díaz, que convenció para que cargos de toda España se sumaran a su proyecto, pasaba por crear una unidad dentro de la izquierda bajo las siglas de Sumar, una forma de coaligarse que no existe en España denominado "frente amplio", y que busca dar a todas las fuerzas políticas un peso similar.
Año y medio después de que la vicepresidenta presentase la creación de Movimiento Sumar, su partido, en el acto de Magariños —y la candidatura a presidenta del Gobierno—, cargos de la formación critican que no se ha explicado correctamente a la ciudadanía las diferencias entre ambas organizaciones, y que, a menudo, la cúpula ha favorecido que se entremezclen, dificultando la tarea parlamentaria en el Congreso de los Diputados y la integración de los socios dentro del frente amplio.
Movimiento Sumar, el partido de Yolanda Díaz
La ministra de Trabajo continua liderando al Movimiento Sumar. El partido que fundó y que ahora incluye a políticos como Ernest Urtasun o Elizabeth Duval. Pero solo se trata de una formación política más como Compromís, Más Madrid... y el resto de fuerzas que integran SUMAR.
Críticas internas
Como ya adelantó este digital, las críticas internas se han convertido en una constante en cuanto a SUMAR como proyecto político. Desde dentro, han atacado primero a la lentitud de la dirección, a la hora de comenzar a crear el frente amplio —que continúa en construcción—, y también la ausencia de un proyecto común, sino que más bien ha funcionado como un conjunto de proyectos sin una voz unitaria. A esto se le añade la verticalidad de las decisiones y la falta de democracia interna que han denunciado partidos como Izquierda Unida: "Se están convirtiendo en Podemos", aseguraban a ECD desde el partido progresista.
SUMAR, un frente amplio para englobar a toda la izquierda
El frente amplio es el objetivo máximo de la izquierda a la izquierda del PSOE. Articular una organización política en la que se incluya a todas: Más Madrid, los Comunes, Compromís, Podemos, el CHA, Movimiento Sumar, y cualquier formación progresista que pretenda unirse.
"Confusiones y duplicidades innecesarias"
"Se ha confundido SUMAR, como paraguas de todas las formaciones y ciudadanos independientes, con el partido instrumental Movimiento Sumar. No debe llevar el mismo nombre y es preciso que la marca electoral sea mancomunada. Todos somos SUMAR, si se quiere hacer otro partido llámese de otro modo porque una parte no puede ser el todo. Es un principio democrático. Esto ha inducido confusiones, equívocos y duplicidades innecesarias", aseguran diputados parlamentarios.
Implantarse en el territorio
Uno de los grandes objetivos de Movimiento Sumar —como partido— es la implantación territorial que se ha demandado desde hace años desde las provincias. Se crearon grupos en cada una de ellas para ir conformando una estructura interna que comenzase a incluir a la ciudadanía de cada territorio, pero la formación aún está lejos del objetivo. "A día de hoy prácticamente no ha sido posible por falta de organización y claridad en la dirección política de los responsables", aseguran las mismas fuentes.
Una función que ha terminado por delegarse a los socios, mientras desde Movimiento Sumar hay voces que continúan exigiendo implantarse territorialmente cuanto antes porque hay zonas donde no existen confluencias con el peso de Compromís o Más Madrid.
Un ejemplo es Andalucía. En las elecciones gallegas, vascas, catalanas y europeas el problema quedó patente. El partido confiaba En Comú Podem, pero Euskadi y Galicia no tenían una pata fuerte en el territorio y el diagnóstico interno fue claro tras los malos resultados en ambos comicios: "Teníamos que habernos dado prisa en la implantación territorial", aseguraban entonces desde Movimiento Sumar.
Falta de unidad en el grupo parlamentario
Otro de los problemas de no haber separado la acción de ambas organizaciones ha sido la falta de coordinación en la tarea parlamentaria. "Cuando no hay unidad política, articulación clara y orgánica, el trabajo parlamentario se ve afectado", advierten desde el partido. Precisamente, cargos de Movimiento Sumar han pedido que el resto de partidos asociados a SUMAR se unan a la asamblea de otoño, para ayudar a crear una unidad política que avance con los mismos objetivos como frente amplio, más allá de las posturas y las singularidades de cada fuerza política.
Mezcla de objetivo entre SUMAR y el Movimiento Sumar
Cargos del partido advierten de que a menudo se han confundido ambos conceptos, mezclando objetivos, y dificultando la creación del frente amplio. La intención de SUMAR era crear una herramienta política que uniese fuerzas a nivel nacional y territorial; una unidad de acción pero respetando las particularidades de cada territorio.
Así, Compromís capitanearía el frente en la Comunidad Valenciana, al ser el partido más potente, pero Díaz no quiere renunciar a implantar su propia formación en la autonomía. Una decisión que el resto de socios no ve con buenos ojos: ni los comunes en Cataluña, ni Más Madrid en la Comunidad, ni partidos —externos a Sumar, pero afines— como el BNG en Galicia.
Las formaciones regionalistas temen quedar absorbidas por una marca que no se creó para diluir al resto de partidos, sino para integrarlos, atendiendo también a la importancia de cada uno en las comunidades de las que provienen.
