Javier Fumero

Rajoy el mudito

Es lo que más me llamó la atención de las palabras de esa persona con acceso directo a Mariano Rajoy. Habla con él a menudo, lo conoce bien, lleva tiempo en su órbita de confianza y no da puntada sin hilo.

Se trata de una persona de perfil más bien discreto. No suelta prenda con facilidad pero si uno le pregunta y no lo deja en evidencia, colabora: apunta claves, corrige el tiro, matiza enfoques.

Le pregunté por el zipizape que se ha montado en torno al nombramiento de Juan Manuel Moreno Bonilla como nuevo líder del PP en Andalucía. Lo que más me llamó la atención fue la sencillez con la que me reconoció que “muy pocos sabían algo” sobre los planes del presidente del Gobierno.

Me atreví a sondear entonces a mi interlocutor, dejando atrás Andalucía, por el cabeza de lista del PP a las elecciones Europeas. Su respuesta fue más de lo mismo: Rajoy ha optado por el mutismo absoluto también en esta cuestión.

“Creo que yo algo sabría –me dijo- si lo estuviera compartiendo mínimamente. Por lo que te digo, con total seguridad, que ese nombre lo sabe él y muy pocos más... Ojo: si lo ha decidido ya. Porque puede que no sea un secreto sino una decisión que aún no ha tomado”.

No me parece mal que un presidente del Gobierno haga de la discreción un valor irrenunciable. Todo lo contrario. Sin embargo, la línea que divide la discreción del repudio al consenso es muy delgada.

Quiero decir que por esta vía de no soltar prenda, Mariano Rajoy da la impresión de haber reducido a un exclusivo número de personas la consulta sobre cuestiones muy relevantes: la elección de personas para puestos muy importantes del Gobierno y de su propio partido. Lo segundo me da igual. Lo primero, no tanto.

Sólo él puede saber si ese proverbial sigilo del que ha hecho gala desde el primer día que llegó al Gobierno (recuerden el mutismo que impuso hace dos años para que fuera el Rey el primero en conocer la identidad de sus ministros) es cautela o despotismo.

Más en twitter: @javierfumero

 
Comentarios