Las pulgas del perro flaco

Es lugar común la afirmación de que a perro flaco todo son pulgas. Sentencia que seguramente tiene toda la razón. Pues ahora parece que todo son pulgas para Mariano Rajoy.

No solamente el país está patas arriba en lo económico, a las puertas de un rescate, sea duro, blando o mediopensionista.

No solamente las encuestas sobre valoración de los políticos colocan al presidente del Gobierno en situación de caída, si no libre, al menos constante y que no aún no ha tocado suelo.

No sólo su crédito como político y como gobernante es casi inexistente, tras aprobar medidas que contradicen el programa electoral con el que concurrió a las generales y que chocan con sus propias y solemnes palabras.

No sólo está perdiendo gran parte de su base electoral por asuntos tan vidriosos como el empeño puesto por este Ejecutivo en sacar a la calle, a como dé lugar, a un etarra tan reprobable como Bolinaga.

No sólo se encuentra a las puertas de perder la mayoría en Galicia, y con ello el poder, por obra y gracia de la irrupción de un invitado indeseado como es Mario Conde.

No sólo ve cómo importantes medios de comunicación, en principio afines, se alejan irremediablemente, incluyendo el durísimo artículo de Pedro J. Ramírez este domingo, en el que plantea si Rajoy es el líder que necesita España.

Es que además, y de ahí la referencia al perro flaco y las pulgas, existen divisiones en el Gobierno y en el partido.

Bien conocidos son los enfrentamientos entre ministros, porque hasta los dirimen en público, pero resultan menos sabidos los navajeos dentro del Partido Popular. En la portada de este mismo número de ECD aparecen unos cuantos datos. Y lo que se cuenta en El Chivato no está nada mal tampoco.

 

Muchas pulgas para cualquier perro, pero muy excesivas para este perro demasiado flaco.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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