Por la boca… La calle y las urnas

Los españoles o, por mejor decir, los políticos españoles son muy dados a tomar la calle. Todos quieren que la calle sea suya y hacen todos los esfuerzos posibles para lograrlo.

Ante la situación económica y a la vista de la malísima gestión que de esa situación está haciendo el Gobierno, surgen por todas partes voces que se dicen dueños de la calle y que, a través de la calle, quieren hacerse dueños del poder sin que sepamos muy bien en qué lugar dejan las urnas.

Una cosa son las protestas –justificadísimas- de los damnificados por los recortes; otra son las formas y maneras que están adquiriendo esas protestas; otra quienes aprovechan las protestas de las gentes de bien para sus intereses y otra muy distinta que los políticos quieran capitalizar ese malestar en forma de poder político.

Un revoltijo de intereses que no siempre están debidamente justificados y la mayoría de las ocasiones no tienen justificación.

Dice Cayo Lara, el líder de Izquierda Unida, que la movilización ciudadana tiene que desembocar en poder para Izquierda Unida y que ‘hay que transformar la movilización en organización, la resistencia en alternativa y la alternativa en poder’.

Aparte de que lo que dice no se entiende muy bien y tiene aire decimonónico y apolillado, es de suponer que todo ese razonamiento pase por las urnas y no solamente por la calle. O no se entiende lo que quiere decir o se entiende demasiado bien.

Por su parte Alfredo Pérez Rubalcaba, en pleno ejercicio de prudencia opositora, afirma que Rajoy habrá ganado en las urnas pero está perdiendo el apoyo social. Puede ser verdad y hasta lógico si tenemos en cuenta la gravedad de las decisiones del presidente del Gobierno, lo que esas decisiones están afectando a los españoles y lo mal que se están comunicando a los ciudadanos; pero, como Cayo Lara, parece que Pérez Rubalcaba olvida la función de las urnas, para fijarse solamente en quién tiene la fuerza en la calle.

Si malo es el camino de la ‘resistencia’ y que esa ‘resistencia’ se transforme en ‘poder’, también lo es la alternativa de comenzar a hablar de quienes han ganado en las urnas pero pierden en la sociedad.

Más que nada porque pueden empezar a ‘resquebrajarse’ las urnas.

 
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