Las políticas sociales

El problema para España y para los españoles, para nuestra economía, para nuestro prestigio internacional y en general para toda la sociedad -sea de izquierdas o de derechas- es lo que hace José Luís Rodríguez Zapatero. Estamos ante una de las gestiones de gobierno más nefastas de nuestra historia democrática y lo peor es que el asunto no lleva visos de arreglarse.

El problema para el político José Luís Rodríguez Zapatero es lo que dice. Tampoco en nuestra reciente historia ha habido un gobernante que haya prometido más y con más desfachatez haya incumplido esas promesas. Si el presidente del Gobierno, fuera pez…

Esa boca que puede que tenga llena de anzuelos, se le llenaba no hace demasiado tiempo hablando de políticas sociales y afirmando con una rotundidad digna de mejor suerte que jamás de los jamases se recortarían un milímetro. Crisis sí, pero las políticas sociales son sagradas para el Gobierno.

El pez ha vuelto a perecer por la boca. El pasado Consejo de Ministros ha supuesto una “tragada” de cebos de todas las especies y modalidades. Las pensiones, los impuestos de las pensiones, las viudas, los huérfanos, los autónomos y hasta los militares sin graduación han visto recortadas sus prestaciones sociales, esas que no iban a tocarse de ninguna de las maneras.

Los 400 euros de la última campaña electoral se los llevó el viento y aunque el presidente -cual audaz y no demasiado pudorosa ‘señorita Escarlata’- nos prometía entre dramático e histriónico que ‘jamás volveríamos a pasar hambre’, lo cierto es que la inanición de las políticas sociales del gobierno socialista ha aparecido de forma descarnada.

Y ya hay que haber cotizado más años y el cómputo para calcular las pensiones se estira hasta romperse por el lado más débil y hasta habrá alguien al que no le apetezca trabajar dos años más igual que al vecino no le apetecía jubilarse a los 50.

Dice la vicepresidenta de la cosa económica que la gente lo va a entender. Pues no. La gente no va a entender que coincidiendo con el primer sueldo del año tiene menos dinero en el bolsillo. Luego la nómina se disfrazará –los carnavales están ahí cerca- de reajuste, de impuestos a deducir, de pagar menos en las amargas horas de hacienda e incluso de solidaridad, pero la realidad es que el toque que Rodríguez Zapatero ha dado a sus queridas políticas sociales ha sido de órdago.

Y lo peor está por llegar. Los reajustes no han acabado y si al pez le quedaran siete vidas como a los gatos lo íbamos a pasar fatal. Y si además de siete vidas lo que le queda por delante es otra legislatura habrá que ponerse a temblar.

 
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