El Papa de los artistas

Atardecía el sábado. Las horas terminaban de tejer el azul oscuro de la noche. Millones de personas de todo el mundo seguían sus últimos momentos en la tierra. El reloj alcanzó las 21:37 y se llevó la vida de Juan Pablo II. De la incertidumbre al llanto. Del llanto a la serenidad, la gratitud y el recuerdo. El Papa ha muerto.

Desde el primer momento, las muestras de cariño y la conmoción brotaron incesantemente desde miles de lugares del planeta. Los medios de comunicación lanzaron sus análisis sobre la vida del Papa. Llovieron las etiquetas: Desde el “Papa de los Jóvenes” hasta el “Papa poeta”. Casi todas se ajustaban a la realidad. Juan Pablo II fue el Papa de los jóvenes, el deportista, el viajero... y el artista. Fue también el Papa de los artistas.

Hacía apenas unas horas que el Papa había fallecido. En Anaheim, California, el grupo U2 presentaba su último disco en un abarrotado concierto. Su emblemático líder, Bono, dirigió a los presentes unas palabras de recuerdo al Santo Padre. Tras interpretar las cinco primeras canciones, el líder de U2 contó a los asistentes los detalles de su encuentro con el Papa. Recordó como Juan Pablo II le regaló un rosario y una cruz. Añadió, a modo de confidencia, que esa cruz cuelga siempre de su cuello y que en cada concierto se la guarda en un bolsillo. Varias canciones después, Bono hizo una nueva referencia a Juan Pablo II definiéndolo como “alguien que conocía a la persona indicada para llegar al cielo”. En los últimos momentos de la actuación, Bono colgó el rosario del Santo Padre en su micrófono.

La artista mexicana Ana Bárbara cantó frente al Papa en 1993 tras ser reconocida como Embajadora de la Canción Ranchera. “Estuve ahí, frente a él, cantándole”, recuerda. Durante los últimos días de sufrimiento de Juan Pablo II, la artista, impactada por la imagen del Santo Padre comenzó a escribirle una canción: “Comencé a escribirla el jueves cuando me enteré de su gravedad. La letra me nació del alma, del corazón. De hecho, cuando me fui a dormir soñé la letra y el viernes la terminé”.

Laura Paussini cantó frente al Papa en 1996, donde tuvo la oportunidad de estar algunos minutos dialogando con él. La artista recordaba el encuentro en una entrevista reciente: “Cuando se fue, desde mis ojos me di cuenta que no fue un error creer en Dios.”

En el 2003 el Papa volvió a visitar España. En esa ocasión dos importantes artistas tuvieron la oportunidad de cantar frente a Juan Pablo II y junto al millón de fieles que abarrotaban Cuatro Vientos. Fueron Niña Pastori y Diego Torres. El argentino interpretó magistralmente su ‘Color esperanza’ y el Papa acompañó su canción moviendo los brazos al compás de sus acordes. Diego Torres aseguró que había sido un honor poder actuar rindiendo homenaje al Santo Padre y al término de su concierto besó emocionado la mano del Papa.

En Cuatro Vientos, en ese mismo encuentro del Papa con los jóvenes, Niña Pastori hizo enmudecer a los presentes con una antológica, emotiva y sentida interpretación del ‘Ave María’. La artista confesó emocionada como “al estar tan cerca”, pudo “comprobar como el Papa desprendía una luz y una dulzura especial”.

Horas antes del fallecimiento de Juan Pablo II, la radio Cadena 100 anunciaba que su macro concierto previsto para el pasado domingo se aplazaría. ‘La Noche de los Números Uno’ reuniría a cientos de personas para contemplar las actuaciones de grupos como Hombres G, Presuntos Implicados, Amaral o Niña Pastori. La emisora decidió posponer esa gran fiesta de la música debido a los “momentos difíciles” que estaba atravesando “un gran amigo de todos”, en referencia a los últimas horas del Santo Padre. El Papa amante de la música no habría podido acudir a ese concierto pero de esta manera, cuando la 100 decida una nueva fecha para el evento, podrá seguirlo desde el Cielo.

Se habla mucho estos días de la sintonía especial entre los jóvenes y Juan Pablo II. No hay que olvidar que esa buena onda también se produjo entre muchos artistas y el Papa. Y no hay que olvidar tampoco que muchos jóvenes se sorprendían gratamente al ver que el Santo Padre compartía las mismas aficiones e ilusiones artísticas que ellos. También por eso lo veíamos como alguien tan cercano.

 

Juan Pablo II era un hombre enamorado de las artes y de la música. Quizá por eso escribió en 1999 su Carta a los Artistas: “Me dirijo a ustedes, artistas del mundo entero, para confirmarles mi estima y para contribuir a reanudar una más provechosa cooperación entre el arte y la Iglesia”. En ese mismo documento, Juan Pablo II añadía: “A cada hombre se le confía la tarea de ser artífice de la propia vida; en cierto modo, debe hacer de ella una obra de arte, una obra maestra”.

El mundo entero también despide estos días al Papa de los artistas, que hizo de su vida una obra maestra.

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