Los máximos expertos en ‘aviones espía’ explican en España la utilidad no militar de esta tecnología. Fuerzas de Seguridad y empresas como Iberdrola también están interesadas

La próxima semana se reúnen en Madrid expertos españoles, de Israel y Holanda, entre otros, para abordar las posibilidades de los sistemas de aviación no tripulados. No sólo en el ámbito militar, donde se utilizan de forma asidua, sino también en la vida civil y en el sector empresarial. Es la primera conferencia-exposición de estas características que se hace en España.

Los UAV (Unmanned Aerial Vehicle) o VANT, vehículos aéreos no tripulados son el objeto principal de atención en UNVEX’10, la primera conferencia-exposición de alto nivel que va a tener lugar los días 2, 3 y 4 en Madrid.

Reunirá a los máximos expertos en la investigación de este tipo de tecnología así como a sus usuarios. De una parte a miembros de las Fuerzas Armadas, del Cuerpo Nacional de Policía o la Guardia Civil. Y de otra a empresas del sector civil como Iberdrola o universidades que tienen departamentos especializados en su estudio como la de Sevilla.

Las aplicaciones de esta tecnología son bien conocidas en el mundo militar, como en el caso de España con el envío de aviones no tripulados a misiones de paz. Actualmente, los soldados desplegados en Afganistán cuentan con ellos. Sistemas no tripulados de tamaño medio, cada uno de ellos con un peso aproximado de 450 kilos.

La intención de las empresas que participarán en esta exposición es, según fuentes del sector consultadas por El Confidencial Digital, desmitificar el uso exclusivamente militar de esta tecnología y explicar sus posibilidades en la vida civil.

Es el caso del ‘proyecto Pelícano’, un robot aéreo que sirve para detectar defectos en líneas eléctricas y que se ha desarrollado de forma conjunta entre la Asociación de Industria de Navarra (AIN) y Red Eléctrica de España (REE). Se trata de un sistema robotizado de observación basado en un vehículo aéreo no tripulado tipo helicóptero.

También se abordarán otras aplicaciones como en las que trabajan Navantia e Iberdrola. En este caso, ya contó ECD –véalo aquí- en la revisión de los tendidos eléctricos a través robots.

Las fuentes consultadas por este confidencial reconocen que aún se tardará varios años en hacer realidad que estos sistemas puedan utilizarse de forma generalizada ya que no están autorizados para entrar de forma indiscriminada en el espacio aéreo civil. Los más optimistas piensan en unos tres años.

La Guardia Civil ya ha estado mirando el mercado de estos sistemas no tripulados para introducirlos en campos como la vigilancia en el mar y en las fronteras. Incluso se han realizado pruebas experimentales.

Los UAV han generado un mercado que se ha convertido en el más pujante del sector aeronáutico de los últimos diez años. Y todo apunta a que seguirá siéndolo en el futuro. En su último estudio sobre la industria de los UAV, la consultora especializada estadounidense Teal Group prevé que el negocio de los aviones no tripulados se duplique en el periodo 2010-2019, pasando a mover más de ocho mil millones de euros.

 

De estas cifras, alrededor de un 55% se destinará a compras y el resto se empleará en proyectos de investigación, desarrollo e innovación relacionados con las plataformas y sistemas no tripulados. Estados Unidos seguirá siendo la primera potencia mundial del sector y concentrará el 76% de las inversiones en I+D que se llevarán a cabo en esta década y el 58% de las relacionadas con compras de UAV. En total, el informe de Teal Group prevé que el gigante norteamericano sume hasta 21.510 unidades de este tipo de aeronaves. El segundo gran mercado será el europeo.

En el caso de España, los programas de UAV que pueden tener un mayor potencial de futuro son el Atlante y el Talarion. El primero, es un programa netamente español para desarrollar un avión táctico pesado que, por ahora, está siendo financiado por el CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial) y en el que participan como subcontratistas Indra, GMV y Aries.

El Talarion es un proyecto impulsado por los gobiernos de España, Francia y Alemania y que tiene a EADS como contratista principal. El futuro de este UAV depende de que los países lancen la fase de diseño y desarrollo antes del verano, lo que exigirá unos 1.500 millones de euros de inversión. Si el avión sale adelante, podría suponer la creación de 3.000 puestos de trabajo (directos e indirectos) en España.

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