Así es el nuevo desfile de la colección Dior Crucero 2025
Para Maria Grazia Chiuri, la presentación de la colección Crucero es la ocasión de seguir los pasos de Christian Dior alrededor del mundo.
Viajes visuales que invocan cada vez nuevas experiencias. En 1955, Monsieur Dior presentó su obra en Perthshire, Escocia, en el salón de baile del Hotel Gleneagles. Para la Directora Creativa de las Colecciones Dior Femme, este país se ha convertido en el marco narrativo de la colección Dior Crucero 2025 - desvelada en los jardines del Castillo de Drummond - donde recuerdos, inspiraciones y sugerencias se funden para generar formas y bordados.
El unicornio y el cardo, ambos símbolos de Escocia, ofrecen una variación inédita del motivo Millefleurs, y se transponen en bordados heráldicos, recordando el savoir-faire de esta técnica excepcional, un lenguaje en sí mismo, una forma de resiliencia. Un emblema de María Estuardo que puede encontrarse en el libro de Clare Hunter Embroidering Her Truth: Mary, Queen of Scots and the Language of Power1.
Un mapa de Escocia adorna algunos de los modelos de este crucero, esbozando una cartografía de colaboraciones y encuentros culturales desplegados especialmente para este desfile, como el homenaje al tartán: «Es probablemente el único tejido de fantasía que resiste a las modas», escribió Christian Dior en El pequeño diccionario de la moda2. Mezclando varios colores y el corte de una falda escocesa, este tejido histórico, intrínsecamente característico de la región, sigue atravesando las modas pasadas y presentes, del romanticismo al punk.
Las fotografías de la presentación Primavera-Cerano 1955 se transforman en estampados o se utilizan como apliques en los bordes de las faldas escocesas o de los chaquetones, en una especie de montaje cinematográfico. Son objetos de memoria que marcan esta colección Dior Crucero 2025.
Los looks fusionan elementos contrastados, como las texturas divergentes del terciopelo y el encaje que visten a la amazona contemporánea. Ciertas siluetas presentan mangas exageradamente anchas que, sobre camisas blancas, aparecen bajo pequeños vestidos con faldas fruncidas y bustiers resplandecientes de bordados. Estos últimos se encuentran en varias piezas oscuras e irisadas que a veces se adornan con perlas. Los cuellos de encaje, a su vez, alegran el negro.
También utilizado en materiales muy ligeros, el tartán es el hilo conductor de esta verdadera celebración del kilt, ya sea confeccionado directamente en Escocia o reinterpretado. Sin olvidar los vestidos concebidos en diversos largos, así como los abrigos y capas con grandes capuchas. Las botas de lluvia van y vienen. Las chaquetitas adoptan el gris de los tejidos masculinos, y la icónica chaqueta Bar luce botones Brandenburg de terciopelo negro.
Este mismo terciopelo magnifica un vestido de noche, cuyo busto entallado acentúa la falda oversize. El tejido de rejilla se transforma en vestidos largos y ligeros que adoptan el tono malva de la nostalgia.
Esta coreografía inventiva se compone de afinidades interconectadas. Como un testimonio que revisita historias de tiempos pasados, ofrece un viaje en el que las diferentes etapas se convierten en sujetos de la creatividad.
