Un clamor a favor de la vida

¿Servirá de algo la multitudinaria manifestación en favor de la vida y en contra del aborto celebrada en Madrid el pasado sábado? ¿Hará caso Zapatero al clamor que se oyó por las calles de la capital de España contra una ley que caso de aprobarse supondría de hecho la instauración del aborto libre en nuestro País? Son sólo dos interrogantes que cualquier ciudadano –con más motivación los que estuvieron en la manifestación- puede plantearse y aunque aparentemente pueda dar la impresión que las dos preguntas son muy similares, en mi opinión, no lo son las respuestas.

Tengo muy pocas dudas de que Zapatero no hará ningún caso a este grito ciudadano. Quizás le haya podido sorprender, por elevado, el número de personas que se manifestaron en Madrid procedentes de todos los rincones de España, pero también es seguro que el propio Presidente y su círculo de asesores habrán hecho las cuentas en términos muy parecidos a los siguientes: han sido un millón, pero eso es todo lo que puede reunir a día de hoy la derecha sociológica y católica, a través de la movilización de las parroquias, los colegios de religiosos y las organizaciones pro-vida. Dando por descontado que la mayor parte de toda esa gente vota al PP o no vota, tampoco hay que preocuparse en exceso, en términos electorales.

Este tipo de argumentación, que reitero, tengo muy pocas dudas es la que se ha hecho en la Moncloa, supone un desprecio absoluto a esa parte cuantitativamente muy importante de la sociedad española que está en contra de la reforma de la ley del aborto que propone Zapatero y que, entre otras cosas, permite a las menores de dieciséis años abortar sin el consentimiento paterno. Un Gobierno puede empecinarse en legislar en contra de la mitad, al menos, de la sociedad, pero si lo hace –y el actual ejecutivo ha dado muestras más que sobradas de ello- estará provocando una gran fractura en la sociedad, en lugar de buscar un amplio consenso y acuerdo social. Dos palabras –acuerdo y consenso- que no están en el diccionario del quehacer político del actual Presidente del Gobierno.

Zapatero tiene un proyecto ideológico muy definido y desde que llegó al poder no ha dejado de ir dando los pasos necesarios para instaurarlo en la sociedad española. El rasgo definitorio de ese proyecto es un laicismo radical que consiga el cambio, también radical, de los valores, de los usos y de las costumbres que en los que se ha asentado esa sociedad. Y eso abarca desde el modelo de familia, hasta la educación, las manifestaciones externas de la piedad religiosa, la historia reciente de nuestro País o el respeto a la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte. De ahí que Zapatero haya legislado sobre la unión de personas homosexuales, equiparándolas al matrimonio entre un hombre y una mujer; haya establecido la asignatura de Educación para la Ciudadanía; quiera cambiar la ley de Libertad Religiosa o pretenda instaurar el aborto libre. El siguiente paso sería la aprobación de la eutanasia.

Hasta ahora sólo he contestado al segundo interrogante planteado al comienzo de este artículo. Vayamos con el primero: ¿servirá de algo la manifestación del sábado en Madrid? La respuesta es claramente afirmativa. Servirá para que todos los que asistieron y otros muchos ciudadanos que no pudieron hacerlo por diferentes motivos pero que están de acuerdo con los motivos de la marcha, sean conscientes que no están solos en la defensa de la vida del no nacido; que son muchas las personas que consideran como algo retrógrado y contrario a la dignidad de la mujer, pretender instaurar, nada mas y nada menos que como un derecho, el aborto.

En el fondo, lo que demuestra la manifestación de Madrid es que hay una sociedad civil con la suficiente musculatura para salir a la calle y hacer frente a los atropellos que quiere cometer el Gobierno en una materia tan delicada como el aborto. Y desde ese punto de vista, también hay otra pregunta que legítimamente se pueden haber planteado muchos ciudadanos: ¿por qué no fue a esa manifestación el Presidente del PP, Mariano Rajoy, de quien lógicamente se espera que lidere ese malestar ciudadano? ¿No fue por que no estaba de acuerdo con los motivos de la marcha? No parece que ese fuera el motivo, dado que otros dirigentes populares, empezando por la número dos de su partido, si estuvieron. Entonces, ¿no fue por complejo?, ¿por cálculos electorales? , ¿por no espantar a un electorado de centro, como seguramente le susurró al oído su sociólogo de cabecera? ¿Se mojará Rajoy y dirá que hará con esta ley del aborto si llega a la Presidencia del Gobierno?

 
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