La morriña de Pedro Solbes precisamente el 23-F

Algunas fechas deberían estar marcadas en el calendario. Una es el 6 de diciembre, en que se conmemora la aprobación de nuestra Carta Magna. Otra es, desgraciadamente, el 11-M, en la que Madrid llora por la masacre de Atocha. Y otro de estos días es el 23-F.

Hasta el pasado lunes, el vigésimo tercer día del mes de febrero era recordado sobre todo por el intento del golpe de Estado de un grupo de guardias civiles capitaneados por un tal Tejero, ahora ‘desaparecido en combate’. Pero del que se sigue hablando. Su historia ha servido incluso para lograr picos de audiencia a las televisiones y para que historiadores, periodistas y protagonistas escriban innumerables líneas sobre lo sucedido aquellos días, en plena Transición. Y eso que aún queda tanto por saber…

Bermejo ha querido emular a Tejero y pasar a la historia como el primer ministro de la ‘era Zapatero’ que dimite. Un 23-F. Qué coincidencia. ¿O no? Lo que parece evidente es que los veintitrés de febrero revolucionan los Gobiernos de turno. Tejero lo intentó y ahora Bermejo ha querido echar más leña al fuego.

El dimitido ministro de Justicia ha pretendido engrosar la lista del cementerio político y, de paso, ha abierto paso a una crisis de Gobierno en toda regla. Nos encontramos ante el periodo más inestable del Ejecutivo socialista desde que Zapatero tomó las riendas del país, hace ya cinco años. Nunca antes se había vivido una situación de este estilo.

Lo preocupante no es sólo la renuncia del ministro. Lo que inquieta es que un hombre como Pedro Solbes haya dicho que tiene “envidia” de Bermejo, precisamente porque es un ex ministro. Eso sí que es grave.

La razón resulta bastante obvia: Solbes es quien, se supone, tiene el encargo de sacar este país de la crisis. Zapatero lo mantuvo en el puesto, pese a que el veterano socialista decía que no tenía muchas ganas, para que capitanease la salida a esta galopante recesión.

Y que el presunto número uno, la persona que debe llevar las riendas de la economía, diga que siente envidia por la espantada de Bermejo es de extrema gravedad. Si Solbes piensa eso, ¿qué estará cavilando Magdalena Álvarez, por ejemplo?

Olvida el señor vicepresidente económico aquello que dijo el genial Pío Cabanillas Gallas, que precisamente fue también ministro de Justicia. Sobre los nombramientos, declaró: “Empiezas a cesar el mismo día en que eres nombrado”.

Que tome también nota Francisco Caamaño, que no olvide la frase Pedro Solbes. Si no, que se pase una mañana por las oficinas del paro para comprobar que están cada día más llenas. Y, siento decírselo, usted es responsable máximo de esta situación.

 

Así que, señor Solbes, si usted siente morriña por lo que ha hecho su ex compañero Bermejo, quizá sea mejor que siga su camino. Eso sí, no espere al próximo 23-F. Porque entonces ya será demasiado tarde para este país, y para nosotros todos.

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