Recomendaciones para la Feria del Libro

Hasta el domingo 16 de junio, estarán las habituales casetas en el Parque de El Retiro de Madrid, estimulando la lectura de las últimas novedades y de los clásicos de siempre

"Como llega, además, el verano y el buen tiempo, aconsejo optar por una novela larga y exquisita"
"Como llega, además, el verano y el buen tiempo, aconsejo optar por una novela larga y exquisita"

Hace una semana y pico comenzó, como es habitual por estas fechas, la Feria del Libro de Madrid. Todavía queda una semana, por lo que no estarán de más unas cuantas recomendaciones. Seguro que hay alguno que desea amenizar sus tardes comprando algún volumen, que tiene regalos pendientes o que quiere hacerse el interesante con motivo de una cita.

Aconsejar determinadas lecturas resulta hoy imprescindible: ya no se siguen los suplementos culturales y con razón, pues en muchos casos se han convertido en una plataforma publicitaria para sus colaboradores o están repletos de reseñas de compromiso. A ello se añade que -con independencia de lo que digan las encuestas- se lee mucho menos. Y peor.

Hay fantasmas e intelectuales que se parecen más a Lladós, ese musculitos pretencioso, que a Sócrates, por desgracia. Da risa, pero hace unos meses, un confidencial publicó la supuesta “hazaña” de personas que no solo leen más de 52 libros al año, sino que baten marcas impresionantes. Alguno supera los 150. Puede ser una bravuconada, pero es sintomático de que leer puede convertirse también en una impostura.

Podemos censurar asimismo ese virus que es la moda literaria. Y no es que tengamos que dejar de lado las novedades, aunque a quienes amamos los libros siempre nos duele que haya más gente esperando en la caseta donde firma Cristina Pedroche que en la de un escritor de raza. Lo que quiero decir es que se han transformado nuestras costumbres: volvemos a una época iletrada, hasta el punto de que hay personas que no paran de asistir a saraos intelectuales, de escuchar o ver episodios sesudos o de retuitear citas de filósofos, sin leer una sola página escrita.

Reivindico aquí la cultura no como objeto de consumo, sino como forma de vida. Y como tal, el camino que se abre al espíritu está lleno de sinsabores, luchas y cansancio. Aunque también es jubiloso: el placer que depara una existencia consagrada al arte o al conocimiento es inimaginable. Lo que sucede es que, antes de entrar en sintonía,  debemos ser exigentes y adaptar nuestros hábitos. La verdad se manifiesta solo a sus adeptos.

“No es que tengamos que dejar de lado las novedades, aunque a quienes amamos los
libros siempre nos duele que haya más gente esperando en la caseta donde firma
Cristina Pedroche que en la de un escritor de raza”

Pero vayamos a las recomendaciones. No me resisto a mostrar la debilidad que siento por un auténtico sabio, de quien me quedo con su mirada esperanzadora. Mauricio Wiesenthal es -y ha sido- muchas cosas, pero sobre es todo un hombre bueno. Ahora ha salido, en Acantilado, Las reinas del mar, donde cuenta intrépidas travesías marítimas con ese optimismo por la vida y esa atracción intensa por la belleza. Combina en esta suerte de memorias dos de sus pasiones: los viajes y los barcos. Wiesenthal es un romántico empedernido y sabe lo importante que son las tradiciones y las formas. Un libro para enmarcar y releer. Para disfrutar de la vida.

En Trotta, una editorial también de referencia, se pueden encontrar joyas. Por ejemplo, una impresionante biografía sobre A. Kojève (Vida y pensamiento de Alexandre Kojève, a cargo de Marco Filoni) , cuyo pensamiento ha impactado tanto como su extraña y misteriosa vida. Exiliado ruso, fue el pope de una importante generación de filósofos franceses y maniobró en las instituciones europeas cuando la UE estaba aún en pañales. Un filósofo poderoso y terrible, al mismo tiempo.

De J. Haidt he leído con interés muchos libros. Este psicólogo social americano lleva años indicando por qué nuestros jóvenes lo pasan tan mal. Ahora ha salido, bajo el sello de Deusto, La generación ansiosa, donde culpa a los móviles y a las redes de la inseguridad y que sufren los chavales.

 

El libro ha generado polémica y algunos lo tachan de alarmista. Por ejemplo, una estudiosa ha señalado que la verdadera causa de los problemas de salud mental de los chicos es que juegan poco en la calle. No le falta razón, pero cada vez estoy más convencido de que el virus de las pantallas es mucho más peligroso de lo que suponemos y que sus consecuencias son gravísimas. Pero esto daría para otro artículo.

“No hay que dejarse engatusar por la fiebre de novedades literarias. Hay muchas
joyas, cierto, pero hay que apostar por lo seguro y los clásicos no engañan”

Herder ha publicado recientemente dos ensayos de enorme interés. El primero, La ciencia en cuestión, de A. Diéguez, aborda cómo funcionan los científicos. Su objetivo es aumentar nuestra confianza en la ciencia, pero al mismo tiempo, con un realismo fascinante, advierte que es más falible de lo que parece. Por eso es tan importante que protejamos su estructura institucional.

Al segundo, Una vida intensa, de T. García, no he podido todavía de hincarle el diente, pero ahí lo tengo, aguardando en la mesilla, y ando intentando encontrar tiempo para pensar sobre nuestra afición a llevar las experiencias al límite.

Fuera de las novedades, hay libros que nunca se pasan de fecha. El jardín de los Finzi- Contini, por ejemplo, es un maravilloso retrato de una familia judía venida a menos, cuya vida en Italia queda en riesgo. El centenario de Kafka es una buena oportunidad para introducirse en su universo, absurdo y mágico. ¿Hace falta recomendar El proceso, El Castillo o La metamorfosis?

Como llega, además, el verano y el buen tiempo, aconsejo optar por una novela larga y exquisita. Y, entre las clásicas, hay muchas donde elegir: desde la novelística española - Galdós- a la tradición rusa -Tolstoi o Dostoievski- a Mann. No hay que dejarse  engatusar por la fiebre de novedades literarias. Hay muchas joyas, cierto, pero hay que aportar por lo seguro y los clásicos no engañan. Feliz Feria.

Video del día

Renfe deja de indemnizar a los viajeros
por retrasos de 15 y 30 minutos
Comentarios