Atentado en Barajas: ETA amarga la Navidad a Zapatero y rompe la tregua al día siguiente de su triunfal balance sobre el “proceso de paz”

También como habían previsto los analistas, ETA se ha cuidado muy mucho de que no haya víctimas mortales. Según esos cálculos, el Gobierno de Rodríguez Zapatero está dispuesto a no romper los contactos con ETA, es decir, a mantener el llamado “proceso de paz”, aunque se produzca la vuelta del terrorismo, con tal de que no existan muertos.

Dos llamadas telefónicas a primera hora de la mañana, en Guipúzcoa, alertaron de la colocación del coche bomba en el aparcamiento de la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas. La segunda precisaba la hora del estallido, las 9,15 de la mañana, y aportaba datos exactos para localizar el vehículo, una furgoneta Kangoo color granate. Hubo desalojo y acordonamiento por parte de la policía, a pesar de lo cual la explosión alcanzó a tres personas, dos de ellos agentes, aunque con heridas de poca consideración.

La ruptura de la tregua por parte de ETA se ha producido en un momento especial: al día siguiente de que el presidente del Gobierno realizara un triunfal balance de la gestión del Ejecutivo, especialmente en cuanto a las expectativas del “proceso de paz”. Un día después, la banda ha propinado una sonora bofetada política a Rodríguez Zapatero. Seguramente los etarras no organizaron de esta forma el calendario, porque un atentado de ese tipo no se monta de un día para otro, pero las circunstancias le han proporcionado un mayor “éxito” propagandístico.

El “modelo” de atentado es semejante a algunas de las últimas acciones de ETA: colocación de explosivos en Madrid, con aviso telefónico previo, un día de vacaciones o de salidas de ciudadanos, en un lugar donde produzca mucho eco y donde resulten afectados, al menos por la incomodad de cambiar los planes de viaje, decenas de miles de personas.

En un primer momento tras las explosiones, el Gobierno intentó aplicar la táctica dilatoria que ya puso en práctica después del robo de armas en Francia, cuando estuvo dos semanas diciendo que tenía que “confirmar” si la autoría correspondía o no a ETA. En la mañana del sábado, empezó a lanzar el mensaje de que esperaría a reunir todos los detalles antes de informar, pero finalmente decidió que en las siguientes horas comparecería el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

 
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