Debate de la nada con sifón: Rajoy pierde por incomparecencia y Zapatero no sabe a qué ojos mirar

Una vez más asistimos a la escenificación ridícula de los aplausos, los abucheos, las risitas y los gestos frente a las cámaras de la televisión. Si acaso había el interés de ver a quién regañaría esta vez el Presidente Marín. La china le tocó a Rajoy que se empeñó en una discusión tonta en torno al reloj. También se cruzaban apuestas en algunos sitios sobre si la Vicepresidenta de la Vega -en su entusiasta frenesí- besaría, o no al Presidente del Gobierno en una de sus salidas y entradas al escaño del banco azul. Eso sí que es mirar a los ojos y no lo que hace José Blanco.   Un Debate -en el que si hay que dar ganador y perdedor- perdió Mariano Rajoy y lo perdió por incomparecencia. “Estuvo” poco, y se “fue” antes de acabar o “le fue” Rodríguez Zapatero que, una vez más le tomó el pelo, cuando en el segundo día se dedicó a hablar de ETA en el momento en el que el político del Partido Popular no podía hablar.   Si fue trampa la salió redonda al líder socialista y si Rajoy no habló de ETA porque le pareció o más oportuno, es que algo no cuadra.   Es muy posible que estemos ante un calendario bien preparado que se ha precipitado por las presiones de ETA que son perfectamente claras y explícitas cada vez que Otegi o Permach dicen algo.   Que dicen que hay que dar pasos ya, pues se dan pasos ya, y Patxi López reaparece en cuerpo y alma, y se pone colirio para que la mirada a los ojos sea limpia y clara, y comienza a negociar y a dar pasos. Que no hay que interrumpir el proceso, pues el juez Grande Marlaska dice que por él, interrupción ninguna. Que hay que tener un cierto apoyo parlamentario, pues ahí están Llamazares y Puigcercós y hasta los canarios.   Es como si todo estuviera atado y bien atado. Hasta las rectificaciones vergonzantes y vergonzosas del Presidente del Gobierno dan la sensación de estar programadas.   El fin de la violencia ya no es condición para hablar, para dialogar, para mirarse a los ojos, para irse de copas, para anexionarse Navarra, para acercar a los presos o para excarcelar a los batasunos, que todo es lo mismo. El fin de la violencia ya no es necesario para que el Gobierno de España dialogue, negocie, hable, se reúna y mire a los ojos a los terroristas. El fin de la violencia ya no es necesario para que Patxi López continúe las negociaciones que se están llevando a cabo desde hace cuatro años aunque el Gobierno de Rodríguez Zapatero lo negara una y otra vez.   Ya lo dijo Rubalcaba, los españoles no nos merecemos un Gobierno que mienta. Pues uno empieza a pensar que sí, que nos lo merecemos.   La antenización, ¿estaba también prevista?; ¿van a devolver el dinero a los ciudadanos y a las comunidades de vecinos que se han “antenizado” para poder ver el Mundial? Un trago para Montilla que ahora tendrá que explicarnos eso de la cesión de los partidos de interés general a “Cuatro”. Pero el ministro ha cumplido su palabra: los españoles podrán ver los partidos de la Selección en abierto. Y además todo queda en casa.   Y ahora “paciencia y barajar” que diría un personaje de zarzuela madrileña. Ya nos hemos tragado otra “píldora”. El Presidente del Gobierno nos pide naturalidad. Lo que pasa es que lo de la naturalidad suena como si tuviéramos que mirar para otro lado y hacer cómo que no nos enteramos y disimular y pasear silbando.   Ya solo falta que además de poner antenas para ver el Mundial, tengamos que ponernos gafas de sol para poder mirar a los ojos no se sabe muy bien a quién ni para qué.

 
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