Enfermar de multicasualidad

No corren buenos vientos para la vida en Cataluña. Cada vez que se lee una noticia que amplía las andanzas de las clínicas abortistas y de los médicos que las regentan el asco es mayor. Ahora son los certificados firmados en blanco por los psiquiatras y psicólogos encargados de diagnosticar el estado mental de la madre que quiere abortar, mientras siguen llegando datos escalofriantes de las prácticas que se llevaban a cabo en esas clínicas.

Lo último en la sanidad catalana es el contagio de hepatitis C que se ha producido en el hospital público ‘Valle de Hebrón’. No se sabe ni el cómo ni el porqué. El despiste más absoluto reina en los despachos de la Consejería de Sanidad de la Generalitat y, así las cosas, la única que se ha atrevido a dar un diagnóstico acertado y cierto de las razones de ese contagio ha sido la consejera, Marina Geli: ‘El contagio de hepatitis C se ha producido por una multicasualidad’. Cuando se razonan las cosas y se informa con transparencia a los ciudadanos, todo cambia mucho.

Seguramente los contagiados de hepatitis C y sus familiares se habrán sentido más que aliviados al comprobar cómo la consejera ha llegado al fondo del asunto y, sin miedo a la verdad, ha informado con absoluta transparencia.

Ya sabemos, con todo lujo de detalles, lo que ha ocurrido en un hospital público de Cataluña. También tenemos noticias, prácticamente diarias, de lo que estaba pasando en una serie de clínicas barcelonesas que programaban abortos a la carta.

Ahora que las reprobaciones de ministros están de moda -aunque no se hagan efectivas-, alguien podría analizar la gestión de la consejera Geli y -como mínimo- ponerle la cara colorada.

Pero no todo es negativo en el trabajo de Marina Geli, al menos ya sabemos que la ‘C’ con que se denomina un tipo concreto de hepatitis viene de casualidad.

 
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