Europa hoy: Formación para la crisis

Lo han dicho los ministros de educación de la Europa unida en la reunión informal de esta semana en Madrid. Los ministros han llegado a la conclusión de que una de las salidas a la crisis económica es gente más formada y mejor formada.

Dan cifras. Quieren reducir al 10% el abandono de la escuela que ahora está en el 15% -en España el 30%- y pretenden llegar al 40% de ciudadanos titulados superiores entre los 20 y los 34 años.

Una iniciativa absolutamente plausible porque formar mejor a los ciudadanos, sobre todo a los jóvenes, si no es la panacea para solucionar la crisis, sí puede ser uno de los comienzos para, en plazos razonables, afrontar los problemas de la Unión Europea.

Las dudas llegan cuando hay que hacer frente a los cambios en los sistemas de enseñanza. Bolonia está en el candelero y Bolonia –no es una perogrullada- es lo que es, y por más que en la universidad española –controversias aparte- Bolonia parezca el no va más, en ningún caso va a suponer el cambio que se preconiza en esos sistemas de enseñanza.

En primer lugar Bolonia necesita de un previo. Se trata de preparar a los bachilleres desde los primeros cursos para afrontar la llegada a la universidad y poder poner en marcha, con unas ciertas garantías, el sistema que preconiza Bolonia. Eso, al menos en España, no ocurre. El bachillerato y la forma de acceder a la universidad, poco o nada tienen que ver con el sistema de Bolonia y el choque no se va a hacer esperar. Nuestros bachilleres no están, ni de lejos, preparados para asumir un sistema de enseñanza basado en su esfuerzo personal, en el trabajo individual o en equipo y en la responsabilidad de cada uno para sacar adelante sus estudios sin la tutela dictada permanentemente desde una cátedra.

Dos sistemas radicalmente opuestos con alumnos que sufren el cambio de la noche a la mañana sin apenas solución de continuidad.

Si a eso le añadimos la rutina de mucha parte del profesorado, tendremos un panorama cuando menos incierto para que nuestro país pueda llegar a las cifras o a los resultados que la reunión de ministros del ramo ha propuesto.

La Comisaria Europea del sector, Androulla Vassillou, propone una especie de evaluación continua para comprobar cómo y de qué forma los distintos países cumplen lo acordado o lo que se acuerde.

Esperemos que España no suspenda.

 
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